He visto, leído y escuchado muchos comentarios en las redes sociales, prensa escrita, radial y televisiva, en los que se acaba con críticas hasta despiadadas y burlonas en ocasiones, con la capacidad de nuestros maestros y la labor del Ministerio de Educación, debido al «Informe PISA» que nos da como país, un pésimo desempeño en el saber de nuestros estudiantes; sin embargo, yo que he visitado 32 centros educativos de nuestro país, puedo asegurar que tenemos excelentes maestros y un ministerio que en los últimos años ha mejorado bastante, independientemente de sus innegables fallas, como lo hay hasta en las cosas que deberían ser sagradas.
Siendo así, yo me pregunto ¿la gran deficiencia que muestran nuestros estudiantes no se deberá en gran medida a la despreocupación de sus padres?
La respuesta es simple, siempre y cuando contestemos con sinceridad, autoevaluándonos como padres; sí, tenemos gran culpa, porque desgraciadamente la inmensa mayoría de padres está más pendiente a las Redes Sociales y a los servicios de mensajerías que nos facilita el Internet mediante los llamados celulares inteligentes, que a sus propios hijos en sentido general y, sobre todo, en su educación.
Esto, aparte del descuido debido a la ingesta de alcohol y hasta de ciertas sustancias prohibidas en que incurren muchos descuidados padres dominicanos, y su alta devoción por los colmadones, discotecas, cabañas y otros placeres que ofrece el mundo y que debilitan gradualmente a la familia y su educación.
En mis recorridos por estos centros educativos, llevando mi charla titulada «Periodismo digital, Redes sociales, noticias falsas y cyberbullying» las cuales buscan educar y prevenir sobre el mal uso de las redes sociales y las tecnologías, entre otros males que nos afectan, he podido constatar, además, que a muchísimos padres no les importa el mal comportamiento de sus hijos en las escuelas y que solo se aparecen en ella, si el maestro le retiene el celular y entonces se aparecen de manera agresiva contra maestros y directores de centro.
Esta actitud de los padres de llegar inmediatamente se enteran de la retención de dicho celular, y su agresividad, se debe básicamente al hecho de que este móvil le permite a ellos salir de la obligación de buena crianza y enseñanzas a ese hijo, ya que con esto se mantienen ocupados haciendo lo que ellos como padres también hacen, navegar con libertad en las redes sociales y textear en WhatsApp y otros servicios de mensajerías.
Se habla de la urgencia de revisar los currículos de inicial, primaria y básica y los de formación del maestro, y eso no está mal, pero nos olvidamos de revisarnos como padres y como sociedad, porque como críticos nos sentimos cómodos creyéndonos perfectos.
En una de mis charlas a padres de estudiantes, les pedí levantar sus manos a aquellos que sabían que su hijo tenía redes sociales, sólo un 15 por ciento levantó la mano, mientras que el 98 por ciento de sus hijos me habían asegurado en presencia de sus maestros, tener redes sociales.
También les pedí que en secreto contestaran a quién le dedicaban más tiempo como padres, si al hijo o al celular; aunque les dije que la respuesta era para ellos mismos, me respondieron que al celular.
Si analizamos con sentido objetivo los países que están por encima de la República Dominicana, según el informe PISA, sabremos que son países cuyo desarrollo y crecimiento está muy por encima del nuestro.
En su informe, el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) explica que los resultados de sus pruebas, realizadas a más de 600.000 estudiantes en 79 países, es China la nación con mejor sistema educativo.
China encabezó todas las categorías en el listado, (matemáticas, lectura y ciencias) relegando a Singapur al segundo lugar, y a la región especial administrativa china conocida como Macao en el tercer puesto.
Pero los críticos no han reparado en que el éxito de China en educación se debe, entre muchos otros aspectos más, a la obediencia, disciplina y competitividad entre los estudiantes, según Lenora Chu, autora del libro «Pequeños soldados. Un niño estadounidense, una escuela china y la carrera global por el éxito».
En su libro, ella revela la sorpresa que se llevó al enrolar a su niño de tres años en una escuela en China, y donde también destaca la efectividad del modelo académico cuasi-militar militar chino, que se rige también en las bases del respeto hacia el maestro y la participación de los padres del alumno y, es justamente en la República Dominicana donde el estudiante irrespeta al maestro, el padre del estudiante irrespeta al maestro y, justamente ya la inmensa mayoría de padres no se involucra en el aprendizaje de sus hijos y no les importa si hicieron o no sus tareas.
Siempre he defendido la cantidad de adolescentes y jóvenes buenos que hay en nuestras escuelas, pero la verdad es que muchos son hasta insoportables y, a los maestros se les ha quitado la autoridad y su sufrimiento es terrible, el maestro en estos momentos sufre bastante y la sociedad no lo entiende porque ni siquiera lo sabe.
Es cierto que el 4% del PIB es mucho dinero y deberíamos estar mejor, pero ahí viene la otra pregunta: ¿Y que fuera de nuestra educación sin ese 4%, si aún con la gran cantidad de aulas inauguradas tenemos una sobre población de estudiantes?
Otra pregunta: Qué culpa tiene el magisterio nacional y el Minerd, de que los jóvenes prefieran tener la pámpara prendía en vez de aplicarse?
La culpa no es solamente de los maestros ni del Minerd en su totalidad, es de la crisis familiar, es en gran medida de los padres y hasta de la misma sociedad.
El superar el desafío de desarrollo en nuestros estudiantes es una labor de todos, del Estado dominicano representado por el Minerd, los maestros, los padres y hasta la misma sociedad en sentido general.