Mi sentir
Ha sido lamentable para la sociedad dominicana, que hasta el momento los diferentes sectores del país, no hayan llegado a un acuerdo definitivo para poner fin a la incertidumbre que vive la población con relación a las deficiencias de la Ley 87-01, que creo el Sistema Dominicano de Seguridad Social.
Pese a la obsolescencia de la legislación, a los precarios servicios que reciben los afiliados a los distintos regímenes de la Seguridad Social, no hemos observado el interés de sectores que se benefician grandemente de la aplicación de la Ley 87-01, de ceder parte de sus pingues ganancias a favor del pueblo que se esfuerza y sacrifica por mantener un sistema que le garantice un futuro mejor; una Seguridad Social real y funcional.
Para nadie es un secreto el descontento que sufre la población dominicana con las prestadoras de servicios de la Seguridad Social, por la pobre cobertura que reciben, a través del Plan Básico de Salud y las miseras pensiones que ofrecen las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), y la desesperanza que se anida en las personas al ver que nada de eso tiende a cambiar para bien, sino para empeorar.
Lo cierto es que la frustración de nuestra gente tiende a profundizarse más cuando observa que no hay disposición a romper con este círculo vicioso de la Ley 87-01 que a lo largo de estos 19 años de existencia solo ha beneficiado a un sector de la sociedad dominicana, desconociendo los anhelos y aspiraciones de la gran mayoría de dominicanos de contar con un futuro digno y seguro para la sobreviviencia del mañana, como el que debe garantizar una verdadera Seguridad Social.
El tiempo inexorablemente comienza a pasarnos factura en torno a lo que tiene que ver con la vigencia de la actual Ley de Seguridad Social, y a partir de menos de 8 o 9 años, cuando se inicie la gran demanda de pensiones por antigüedad en el servicio, es cuando la crisis que hoy padecemos se hará sentir con mayor profundidad, porque la capacidad de respuestas del sistema se empeorara produciendo mayores inconformidades y frustraciones en la población.
Estamos en el momento de tomar las decisiones que más convengan a la sociedad dominicana y para ello se hace necesario que todos los sectores del país logren ponerse de acuerdo para producir una real y efectiva reforma a la Ley 87-01, que garantice el futuro de los afiliados al sistema y la paz social que tanto anhela la inmensa mayoría de los dominicanos.
No podemos seguir con los pésimos servicios que recibimos los dominicanos del Plan Básico de Salud, donde ademas del copago que hacemos en las consultas a los médicos, en muchas ocasiones tenemos que comprar de manera total las recetas que estos nos indican, porque el seguro no cubre determinados medicamentos, debido a que no están en su catálogo de servicios o sencillamente porque el profesional que prescribió el medicamento no está en el listado de galenos contratados por esa ARS.
Igual dificultad encontramos con las AFP, que pese a que tienen acumulado un patrimonio que supera los 700 mil millones de pesos, han venido otorgando pensiones de hasta 3,000 pesos, porque la capacidad acumulativa de los afiliados a la Seguridad Social es totalmente desigual por las condiciones salariales que tenemos y por la deshumanización del Sistema Dominicano de Seguridad Social, que a pesar de que el gobierno decretó un tope de hasta 8,000.00 pesos para que se otorgaran pensiones en el país, todavía no han hecho nada para corregir esa situación.
La pesadilla que vivimos con la Seguridad Social que nos damos los dominicanos, nos obliga a despertar antes que sea demasiado tarde, para que no nos veamos en el espejo de países como Chile, Colombia, Grecia, Francia y otros, que porque no previeron a tiempo las medidas que debieron tomar para frenar las desigualdades de sus regímenes de Seguridad Social, ahora su paz social se ha visto amenazada por la furia de sus poblaciones que cansadas de tanto aguantar explotaron en masas hacia las calles exigiendo mejores condiciones de vida.
De la única forma que podemos evitar esa advertencia del futuro y lograr que por el momento no se siga acumulando la impotencia y la ira que sienten la mayoría de los dominicanos contra el Régimen de Seguridad Social, es si todos los sectores que conforman el país desisten de sus ambiciones particulares y ponen al afiliado a la Seguridad Social en el centro de los beneficios del mismo, para que se produzca la reforma que necesitamos para despertar de nuestra pesadilla.