China continúa los intentos para atajar el contagio por el nuevo coronavirus que ya ha causado al menos 26 muertes y ha infectado a 894 personas en este país y otras 16 en otras naciones, según los datos más recientes. Además de poner en cuarentena o cerrar el transporte en Wuhan —el epicentro de la crisis— y otra docena de ciudades en sus alrededores, medida que afecta a casi 40 millones de personas, planea construir contrarreloj, para estar listo en solo 10 días, un hospital nuevo en Wuhan que centralizará el tratamiento a esos enfermos.
El hospital, según ha informado la televisión estatal CCTV, se construirá en la periferia oeste de esa urbe de 11 millones de personas, junto a lo que en su día fue un complejo de descanso para trabajadores. Las obras comenzaron este jueves y se espera que estén terminadas el lunes 3 de febrero.
La idea de levantar un hospital de nueva construcción y derivar allí a los infectados por el coronavirus reproduce lo que se hizo en 2003 durante la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés), emparentado con el actual coronavirus Wuhan 2019-nCoV y que dejó más de 700 muertos. Entonces, Pekín ordenó edificar una clínica especializada, la de Xiaotangshang, en las afueras al norte de la capital. Cerca de 7.000 trabajadores tardaron solo una semana en construirla.
Aunque la idea inicial era dedicar esas instalaciones a cuidar a los convalecientes de SARS y aliviar así la presión sobre otros hospitales, Xiaotangshang acabó tratando a cerca de 700 pacientes en la fase aguda de la enfermedad, una séptima parte del total de infectados entonces. El hospital se hizo célebre por conseguir reducir la mortalidad entre sus pacientes a un 1,18% (fallecieron solo ocho de los enfermos), lo que le ganó el apodo de “El arca de Noé”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calculado el índice de mortalidad por aquel síndrome en un 9,6%.
El nuevo hospital de Wuhan tendrá capacidad para un millar de camas, según indica el periódico oficial de la ciudad, el Diario de Changjiang. Para acelerar los trabajos se ha optado por módulos prefabricados. “Porque se utilizarán esos materiales, no solo se construirá rápido, sino que su coste será bastante económico”, apunta el diario.
Con las nuevas instalaciones se pretende aliviar la presión sobre el resto de los hospitales de la urbe, ya completamente desbordados por la epidemia: los principales centros de atención sanitaria han pedido este viernes públicamente donaciones de todo tipo de material protector, desde mascarillas sanitarias desechables a gafas y batas quirúrgicas. Según publica el periódico de propiedad estatal The Paper, los hospitales solo cuentan con este tipo de equipación para los próximos tres o cinco días.
Mientras la ciudad acelera los trabajos de construcción del hospital -y el gobierno de la provincia donde se encuentra, Hubei, ha pedido asistencia financiera al Gobierno central para luchar contra la crisis-, el número de infectados no deja de crecer. En las últimas 24 horas, la Comisión Nacional de Salud ha confirmado las dos primeras muertes por coronavirus fuera de Hubei. El primero de ellos, en la provincia de Hebei (norte de China), era un hombre de 80 años que había pasado dos meses en esa ciudad. El segundo se ha registrado en la distante provincia de Heilongjiang, en la frontera con Rusia en el noreste chino.