Valencia.- El Real Madrid se dejó el liderato de La Liga Santander tras perder (1-0) en el Ciutat de Valencia ante el Levante en un duelo que dominó el equipo de Zineine Zidane hasta mediado el segundo tiempo pero en el que desaprovechó varias ocasiones para tumbar a un rival que reaccionó para llevarse la victoria.
Sabedor de que el Barcelona había goleado a primera hora de la tarde y era líder virtual, el Real Madrid buscó durante todo el partido un triunfo que le mantuviera en el liderato pero sus fallos en los metros finales y la actuación de Aitor le privó del gol y el Levante aprovechó su momento.
El Levante arrancó con más intensidad que el Real Madrid y provocó que los primeros minutos se jugasen más en el campo madridista, al que le costaba manejar el balón por la presión inicial de los locales.
Sin embargo, las primera ocasiones de gol fueron para los visitantes en sus primeras aproximaciones a la meta de Aitor Fernández, que se tuvo que emplear a fondo ante un remate de Benzema en el minuto 10 y ante otra de Modric un minuto después.
Superado el primer cuarto de hora el partido de abrió, con la presencia de los dos equipos en el campo rival en busca del primer gol de la noche y sin que ninguno pudiera imponer su dominio en el centro del campo.
Aunque el Madrid empezó a dominar el juego, con más posesión que su rival, el Levante trataba de aprovechar el más mínimo error de los madridistas para hacer daño a la contra.
Con el paso de los minutos el Madrid hizo más evidente su dominio pero se mostraba impreciso en los metros finales, ya que combinaba bien en las inmediaciones del área del Levante pero fallaba en el último pase.
Además del asedio del Madrid, Aitor también tuvo que emplearse a fondo en una cesión de Toño con el pecho que al meta local le costó desbaratar tras un centro de Hazard.
Aunque el Levante también lo intentó a través de su velocidad en ataque la defensa de los de Zidane se mostró muy sólida y Courtois apenas pasó por dificultades mientras que el Real Madrid incrementó en los minutos finales de este periodo su acoso a la meta local pero sin poder definir.
El Madrid dio continuidad en el segundo tiempo a su ofensiva. De nuevo puso coto a la meta de Aitor pero el entramado defensivo local impedía al equipo de Zidane encontrar su premio, mientras que el Levante trataba de aprovechar una de sus contras para sorprender al rival.
Tras las intentonas infructuosas de los visitantes el Levante le perdió el respeto al Madrid superado el minuto 65 y empezó a inquietar a un Courtois que apenas había pasado por apuros en casi todo el choque.
El Madrid había perdido el dominio del juego y el equipo de Paco López, tras haber aguantado bien las embestidas de su oponente, quería ahora el partido.
Así, el Levante se adelantó en el marcador con un gran gol de José Morales en el minuto 79 tras un fuerte remate escorado del capitán levantinista.
El gol dejó tocado al Madrid y aunque intentó nivelar el marcador ya no recuperó su control en el juego ante un Levante envalentonado que se pertrechó bien atrás para lanzar rápidos contragolpes aunque el marcador ya no varió.
BARCELONA 5, EIBAR 0
BARCELONA. El Barcelona tomó el liderato al asalto, aunque fuera de manera efímera, goleando por 5-0 a un Eibar que salió respondón y en un abrir y cerrar de ojos se plegó a la magnificencia de Messi, autor de un hat-trick en la primera mitad (que fue poker al final), líder absoluto del equipo azulgrana y que se convirtió, acaso sin pretenderlo, en el mejor aliado de Josep Maria Bartomeu, abucheado por la afición y a quien, milagrosamente Leo apartó del plano.
El Barçagate le ha pasado factura de manera evidente al presidente del Barça, que un día después de padecer una terrible junta directiva, en la que comprobó la pérdida de confianza de varios de sus compañeros, se encontró con la peor de las sorpresas, recibiendo una monumental pitada antes de comenzar el partido, con gritos pidiendo su dimisión que se fueron repitiendo de manera periódica durante el encuentro, silenciados en la medida de lo posible por la grada de animación pero para nada disimulados… Por quien no fuera Messi.
Apareció, como se esperaba, valiente el Eibar y comenzó, como es habitual, sin ritmo el Barça de Setién. En cinco minutos Ter Stegen ya había tenido que intervenir a un remate y un fuera de juego evitó que el golazo de Sergi Enrich caldease unos ánimos ya de por si críticos. Le costaba al campeón hacerse notar, se ampliaban los nervios en la grada, se aposentaba el Eiba en el campo y quien más quien menos empezaba a sospechar una tarde tormentosa. Hasta que apareció el capitán para cambiar el ánimo.
Cumpliéndose el cuarto de hora tomó Messi un balón en la frontal del área, se merendó nadie sabe como a tres rivales y superó con un disparo cruzado, a media altura, a Dmitrovic para abrir el marcador. Mejoró algo, no demasiado, el juego colectivo del Barça, entendió de pronto el Eibar que se enfrentaba a un coloso y las protestas contra el palco se espaciaron en el tiempo, remitiendo también en intensidad.
Pero para acabar con las dudas, y después de haber cerrado una sequía de cuatro partidos sin marcar, el astro argentino solventó la necesidad de convertir la primera mitad en un monólogo auténticamente personal. Lo hizo marcando con un disparo cruzado a pase de Arturo Vidal el 2-0 y, casi inmediatamente, el 3-0, después de regalar el gol a Griezmann y recibir de rebote el balón por el fallo del delantero francés.
Hat-trick y se acabó. El partido se diría que murió ahí, a los 40 minutos, aunque Busquets rozó el 4-0 antes del descanso y apenas comenzar la segunda parte el Barça tuvo hasta tres buenas ocasiones de aumentar la renta. Dándose a entender poco después que la cita de Nápoles ya estaba en la cabeza del equipo y del entrenador.
Los unos porque rebajaron su intensidad y le dieron cancha al Eibar, al que se anuló otro gol por juego peligroso y puso a prueba en un par de oportunidades a Ter Stegen. Al técnico porque removió pronto el banquillo, dando descanso a Busquets y Piqué primero y a Griezmann después, dando entrada a un Brathwaite recibido con una ovación atronadora.
El danés, voluntarioso sin disimulo, acabó siendo protagonista. Primero le dio la asistencia del 4-0 a Leo, que sentenció con magia, y después provocó una parada de Dmitrovic para que Arthur cerrase la manita. Otra vez, en la recta final, en un abrir y cerrar de ojos.
El Barça ganó a medio gas. Sentenció Messi en la primera mitad y sesteó el equipo en la segunda. Pensando en Nápoles, pensando en el Clásico y pensando en un futuro inmediato más tranquilo, después de una semana incendiaria que dejó señalado a Bartomeu. A quien el capitán salvó la papeleta.
CELTA DE VIGO 1, LEGANÉS 0
El Celta de Vigo dio un paso de gigante en su carrera por evitar el descenso, después de vencer por 1-0 al Leganés en un partido en el que jugó 70 minutos con un hombre menos, en un partido que desequilibró Iago Aspas con un sutil remate en una falta latera.
Toda la placidez del partido -un único disparo de Kevin para el Leganés en veinte minutos- quebró mediado el primer tiempo con la expulsión del centrocampista celeste Filip Bradaric.
El árbitro Munuera Montero castigó con tarjeta roja la falta a Bustinza, una decisión muy protestada en Balaídos, entre otras cosas porque en una acción similar el mismo colegiado no expulsó el pasado fin de semana desde la sala del VAR al jugador del Real Madrid Gareth Bale.
La expulsión alteró al Celta. Lo desquició. Se metió en una dinámica de protestas, se descolocó en el campo. Fue como si saliese del partido durante los minutos de desconcierto.
OTRO RESULTADO
REAL SOCIEDAD 3, VALENCIA 0