El gas lacrimógeno y el gas pimienta que utiliza la Policía en contra de las multitudes provoca que las personas tosan o lloren, aumentando las secreciones respiratorias de los ojos, nariz y boca. Esto incrementa la posibilidad de transmisión del virus. Hasta ahora, más de 100,000 estadounidenses han muerto de COVID-19.
El virus SARS-CoV-2 se transmite principalmente a través de las gotas respiratorias que se propagan cuando las personas hablan, tosen o estornudan. AFP
Estados Unidos completa tres días de protestas por la muerte de George Floyd a manos de un Policía. Las imágenes del hombre de 46 años botado en el piso mientras la rodilla del oficial Derek Chauvin, indiferente, aprieta su cuello contra el suelo, le dieron la vuelta al mundo y recordó la violencia y el racismo que millones de afroamericanos tinen que vivir a diario en este país. Desde ese día, miles de personas salieron a las calles para exigir justicia en este caso. (Puede leer: Protestas en EE.UU.: El racismo colma la paciencia de los estadounidenses)
Ante la oleada de personas en las calles algunos alcaldes, gobernadores y expertos de salud pública mostraron su preocupación por una segunda oleada de contagios de coronavirus, que en este país ya ha causado, hasta el momento, la muerte de 100,000 estadounidenses.
Eric Garcetti, alcalde de Los Ángeles, advirtió en The New York Times que esta una situación de reuniones «podrían convertirse en eventos de súper propagadores». Añadió que el sábado pasado, por las manifestaciones, se vieron obligados a cerrar los sitios donde se practicaban las pruebas del virus. (Vea aquí toda la información sobre coronavirus)
Larry Hogan, gobernador de Maryland, expresó en este mismo medio que en las próximas dos semanas se vería un aumento de los casos. Mientras que Keisha Lance Bottoms, alcalde de Atalanta, les aconsejó a los protestantes «que se hicieran una prueba de COVID-19 esta semana».
Expertos en salud pública explicaron que se podría mitigar el riesgo de transmisión, principalmente, porque las protestas se están llevando a cabo al aire libre y, además, muchos de los manifestantes están utilizando tapabocas. En algunas ciudades, las personas están evitando agruparse.
«El aire exterior diluye el virus y reduce la dosis infecciosa que podría existir, y si sopla una brisa, eso diluye aún más el virus en el aire. Literalmente había mucho correr, lo que significa que exhalan más profundamente, pero también se cruzan muy rápido», explicó a The New York Times dijo William Schaffner, doctor en enfermedades infecciosas de la Universidad de Vanderbilt.