Comencé a vivir a Mahatma Gandhi en el año 1944.
Hoy en el 2020 sigo con asiduidad aferrado a su experiencia, la que nos enseña lo que es el hombre. Pero, lo principal es lo acumulado de su vida con Dios. Ahí es mi concentración que en cada orto más nos llama. Conservo este pensamiento que leo más y más. “Quien cumple la ley de Dios no deberá preocuparse nunca de cumplir otra ley que contradiga la ley divina”.
Esta madrugada a eso de las 04:20 desperté con Dios y Gandhi en el pensar y concibo que el mal que perjudica al mundo es haber perdido la alianza con Dios y así se instala la corrupción. Bien recuerdo en la escuela de Evangelización pasé horas con Juan el Bautista cuando unos soldados romanos le preguntaron. ¿Nosotros que debemos hacer? Juan les contestó: “No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas y conténtense con su sueldo”. Me atrevo a creer que Juan estaba consciente de que el ser humano sabiendo cual es su obligación, su vida ética, sin embargo no hace lo que sabe que debe hacer, y me cuestiono. ¿Por qué? El ser humano no está en el amor de Dios y no recibe su Espíritu, lo que no le permite cambiar interiormente, en sí ser un ser humano nuevo.
En estos calamitosos tiempos observamos en todo el mundo a un humano perdido al no conocerse a sí mismo, lo que no lo lleva a conocer a los demás. Por eso la enorme distancia entre el rico y el pobre. Mientras el ser humano no se cuestione en sinceridad para que Dios lo plantó en la tierra, estará perdido. Esa es mi visión.
Consérvense bueno. Una alegría, amor, aceptación, bendición y agradecimiento totales. Estas son las cinco actitudes de Dios. El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.