La televisión nos entrega escenas que dicen más de lo que vemos. El expresidente de la Cámara de Diputados saliendo de la Procuraduría General de la República, como los tres ancianos monos sabios.
Los periodistas le preguntaban, él sordo y mudo y un periodista de vocea por ahí no es la salida, ciego gira y cambia de dirección. Los periodistas se quedaron con sus páginas en blanco. Es de pensar, talvez él nunca pensó en las consecuencias de su vida anterior. Su rostro no dejaba que decir. Su contestación a las diversas y múltiples preguntas, su repuesta fue el silencio. Lo que indica que algo viene. A los periodistas paciencia. El gran maestro lo enseña todo. El tiempo. Recuerdo que Alejandro Dumas escribió: “Para toda clase de males hay dos remedios: El tiempo y el silencio.
La transparencia y la ética las uno a la nieve símbolo de pureza, de esplendor como el amor de patria sana, libre de todo mal sentido de la vida cimentada en las obligaciones de los deberes cívicos.
Los que disfrutamos de “botellas” nos recuerdan algo que leí en Taipéi, Taiwán, en unas tablillas de bambú: “El no hacer nada es el trabajo más cruel del hombre”, T. hot y Carlyle escribió: “Un monstruo hay en el mundo: El ocioso”.
Los que llenan los bolsillos con el dinero del erario público son los amantes de una vida vergonzosa y no una vida honrosa.
Mis bisnietos nos enseñan que saben cómo obtener lo que desean y yo sonriente los disfruto con su sabia inocencia.
Los senadores y diputados que se niegan dejar los millones del “barrilito y cofrecito”, no piensan en las consecuencias del mañana.
Eleonora Dose nos dice esta verdad: “El mayor peligro de engañar a los demás está en que uno acaba, inevitablemente, por engañarse a sí mismo”.
Papá nos enseñó este refrán popular: Quien dice la verdad, ni peca ni miente.
Nos agrada dejarlo con las cinco actitudes de Dios. Una alegría, amor, aceptación, bendición y agradecimiento totales. El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.