El que tiene la natural inclinación a hacer el bien está libre de todas las perversidades, creando felicidad y conocimiento. No tiene nada que lo afecte en las condiciones de vida.
El de la falta general de instrucción no hace nada bueno ni para sí ni para nadie. Carece de carácter, no ha sido educado para nada y es un irresponsable. Si se educa en modalidad del arte de vivir, entonces será feliz y en progreso.
El que tiene mucho dinero no agrada a los sentidos, no hay felicidad ni paz de la mente. Es víctima de la pasión y si quiere felicidad el dinero acumulado no lo hará feliz, él pertenece al dinero como el dueño de varios supermercados que el domingo en la mañana está alterado con el empleado por no poner las mercancías nuevas atrás y la vieja adelante, como hace treinta años lo está ordenando. Yo le dije al señor dueño de tantas riquezas, deja eso hoy es domingo, él me mira diciéndome: “Yo vivo de esto”. Sonreí y en mi interior me dije: Eso no es vida feliz, está atrapado en la pasión del dinero que ya es su propiedad. No se da cuenta que el dinero controla su vida. El señor adinerado no sabe para qué es el domingo.
Un miércoles estoy en el supermercado y el dueño viene con su carrito y cuatro artículos. Nos saludamos y me dice: Aquí aprovechando el descuento de hoy miércoles. Siguió, llega donde la cajera pone los artículos y los paga. Se va contento con su economía. Lo observé y me dije: Esa es su felicidad. No estoy en crítica, si comprendo cómo somos los seres humanos y nada de malo, y recuerdo a Graciou: “Los más en el mundo no conocen ni examinan lo que cada uno es, sino lo que parece, y creedme que de lejos tanto brilla un claveque como un diamante; pocos conocen las finas virtudes ni saben distinguirlas de las palabras”.
Consérvense bueno unidos a las cinco actitudes de Dios. Una alegría, amor, aceptación, bendición y agradecimiento totales. El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.