El presidente interino de Perú, Francisco Sagasti, ha reemplazado al comando de la Policía Nacional tras la ola de represión policial durante las recientes protestas pacíficas en Lima contra la clase política.
Los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes han dejado 63 hospitalizados y dos jóvenes muertos. Otro menor, de 13 años, fue tiroteado por agentes este domingo por la noche antes de que se iniciara toque de queda impuesto por la pandemia de la covid-19.
La caída de la cúpula policial tiene lugar después de que los familiares de los fallecidos Inti Sotelo y Bryan Pintado, manifestantes heridos y voluntarios que participaron en brigadas de primeros auxilios en las protestas, denunciaran intimidación y vigilancia por parte de policías a lo largo de varios días.
Las fuerzas de seguridad reprimieron las protestas -que empezaron el pasado día 9 y continuaron hasta el 14- disparando perdigones de plomo y canicas, y haciendo un uso indebido del gas lacrimógeno pese a que los manifestantes, desarmados, no representaban un riesgo a la seguridad de otras personas, según el manual de los antidisturbios.
Las protestas de decenas de miles de jóvenes en el centro de Lima comenzaron en rechazo al Gobierno interino de Manuel Merino, en el cargo después de que el Parlamento destituyera a Martín Vizcarra, mediante la figura de la vacancia presidencial salpicado por una supuesta trama de sobornos.
La ciudadanía y las principales entidades de la sociedad civil consideraron que la destitución de Vizcarra fue una ruptura a la independencia de poderes, causada por grupos políticos vinculados con corrupción y con conflicto de intereses.
Ningún Gobierno vecino saludó la llegada de Merino al poder, salvo Paraguay; por el contrario, la mayoría de los que se pronunciaron expresó su preocupación.