La increíble riqueza que ciertos políticos declaran me ponen inquietas las más que oxidadas neuronas que me presentan al gran sabio, filósofo, escritor, incansable maestro Aristóteles. “Tal es la perversidad del hombre que sus deseos son insaciables. Primero se contenta con dos monedas, pero apenas las posee, quiere más, y su avidez va siempre en aumento. La naturaleza de esta pasión no conoce límites, y la mayor parte de los hombres no vive más que para satisfacerla”.
Amable lector sé que soy un asiduo recordador de los ilustres filósofos griegos. Lo soy porque me están diciendo lo que estamos palpando, y es necesario leerlo, así vemos nuestro retrato sin retoques. Lean esta belleza espiritual de Demóstenes. “Jamás debe borrarse el beneficio recibido de la memoria del que lo recibió; pero el que lo hizo debe, a su vez, olvidarlo: si el uno ha de mostrarse agradecido, el otro tiene que ser generoso. Divulgar jactanciosamente los favores, es casi echarlos en cara”.
Ahora quiero entregarles leyendo el Bhagavad Gitta tal como es. Conservo en mi bitácora: “Los hombres sumidos en la ignorancia toman a una gran alma por un hombre común, y a un hombre común por una gran alma. Ellos creen que la verdad no lo es, y lo que no es verdad lo aceptan como si lo fuera. En todas la actividades no hacen más que tomar el camino equivocado, por lo tanto, su inteligencia está en el plano de la modalidad de la ignorancia”.
Por hoy los dejo con G. Treviño. “EL VALOR DE UNA MIRADA”
“La mirada vale lo que el alma refleja. Por eso hay miradas que revelan pureza y candor o autoridades o a veces nobleza, fulgor de entusiasmo y del valor, o de odio satánico y bajeza de una pasión vil y degradante”.
No olvido que por los años de nuestra juventud había un decir muy común. “Hay miradas que tumban cocos”.
Consérvense bueno unidos a las cinco actitudes de Dios. Una alegría, amor, aceptación, bendición y agradecimientos totales. El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.