MI SENTIR
Los frecuentes anuncios de nuevos proyectos de construcción en los sectores turísticos e inmobiliarios por parte del presidente Luis Abinader, y las variables económicas que nos muestra el Banco Central, nos dan la sensación de que la República Dominicana ha entrado en un proceso de recuperación de su ritmo económico.
Los organismos internacionales han afirmado que como consecuencia de la pandemia del Covid-19, la economía mundial se ha retrocedido al año 2019, razón por la cual la población dominicana no podrá hacerse mayores ilusiones esperando que la recuperación que está en marcha será mejor que en ese periodo.
Esa recuperación que todos anhelados y deseamos que fuera lo más pronto posible, ha sido condicionada a muchos factores, por los mismos organismos internacionales y los gobiernos que se han trazado metas para que la misma no sea tan traumática para los sectores de menor poder adquisitivo de las naciones, que necesitan sobrevivir a la etapa pos pandemia y no sucumbir ante el caso social que podría provocar la profundización de la pobreza mundial.
Esas medidas de recuperación obligarían a los gobiernos a tomar medidas fiscales que garanticen la obtención de recursos para poder enfrentar los programas sociales que todavía reclaman los organismos internacionales, se mantengan a favor de los sectores más vulnerables, y que los que más tienen paguen el sacrificio con tributando más a los Estados para balancear la situación actual.
En nuestro país, tenemos pendiente desde que se aprobó la Ley que creó la Estrategia Nacional de Desarrollo, END, la aprobación de un Pacto Fiscal Integral que devuelva a la nación la capacidad de ser eficiente en el manejo de los recursos del Estado, debido a la gran cantidad de distorsiones que a lo largo de más de 40 años se han establecido en el manejo del aparato público.
Estas distorsiones, van desde enormes exenciones, muchas de las cuales cumplieron los cometidos para las que fueron creadas y algunas cargas impositivas que necesariamente hay que revisar, hasta la adecuación de diversos marcos jurídicos que quedaron pendientes de ser actualizados como consecuencia de la reforma constitucional del año 2010.
Por lo visto, el reto que tiene por delante el gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader, no solo tendrá que lidiar con enfrentar directamente los efectos que nos dejará la pandemia Covid-19, sino también con tomar una seria de medidas e iniciativas que nos permitan enmendar algunos entuertos heredados de los pasados gobiernos.
Se trata de una tarea patriótica y titánica a la vez, que requerirá de mucha capacidad y coraje para tomar las medidas que se necesitan para restablecer el orden institucional, económico y social de la República Dominicana, de manera que sus resultados puedan demostrar que definidamente se ha producido el cambio que le fue prometido al país.
Aun cuando ha habido señales de que el cambio ha sido puesto en marcha y se perciba que hay quienes quieren hacer abortar muchas de las medidas que se han tomado para avanzar en la dirección de traer algo nuevo y diferente a lo que hemos tenido por mucho tiempo, necesitamos que el gobierno sea más diligente en el tratamiento de ciertos privilegios que benefician a algunos sectores poderosos y con las reformas que demanda la población a la Ley de Seguridad Social.
Entendemos que hacer frente a todas esas demandas y necesidades de la población dominicana en estos momentos de pandemia, no es muy fácil para el gobierno, pero el momento amerita de que se prioricen las necesidades de subsistencia de las personas más vulnerables para seguir avanzando en la recuperación del país en sentido general.
Las autoridades en el tiempo que tienen y las medidas que han tomado en el momento que nos ha tocado vivir como país, en medio del Covid-19, han logrado robustecer su credibilidad en los actores fundamentales de la economía nacional, y eso se ha convertido en un punto positivo para la buena marcha que ha tenido la República dominicana en su recuperación después de la pandemia.
Sin embargo, los dominicanos y el gobierno no podemos descuidarnos, porque el Covid-19, no se ha ido y pese a que el mundo se encuentra en un proceso de inoculación de las vacunas contra esa pandemia, los rebrotes comienzan a hacer estragos en muchos países del mundo y ante esa realidad se hace necesario que se mantengan ciertos controles como ha sucedido hasta el momento, hasta que esta nueva ola que viven naciones de Europa. India y América, vuelva a bajar como esperamos todos.
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