Londres.- Inglaterra, que se jugaba este martes el honor y el orgullo de quedar primera de grupo, logró el objetivo doblegando a la República Checa en un partido flojo de los ‘Tres Leones’ salvado por un tanto de Raheem Sterling (0-1).
Los ingleses, advertidos por los abucheos en los encuentros anteriores y por un juego que no acaba de despegar, se quitaron presión de encima con un triunfo rácano y sin brillo, pero que les sirve para pasar primeros de grupo, huir de especulaciones y asegurar su presencia en Wembley en octavos de final.
No dudaron los de Gareth Southgate sobre si era mejor el primer o el segundo puesto. Salieron a ganar. Como ante Escocia, se toparon con el palo a las primeras de cambio, esta vez no por un cabezazo de John Stones, sino por una carrera a la espalda de la defensa de Sterling que culminó el del City con una vaselina que se estrelló en la madera.
Southgate, obligado por las circunstancias, hizo cambios y el equipo lo notó para bien. Grealish cogió la posición del ’10’ que dejó libre Mason Mount, aislado por el positivo de Billy Gilmour; Sterling se fue a la banda izquierda, mientras que la sorpresa fue para Bukayo Saka, el del Arsenal, pegado a la derecha.
Eléctrico y constantemente en movimiento, Saka permitió que Harry Kane entrara más en juego. Al ser un extremo más puro, abría el campo, permitía a Kane caer dentro y combinar. Y la guinda que le faltó al delantero ‘Spurs’ fue el gol. Lo rozó cuando, tras un pase vertical de Harry Maguire, sentó con un recorte al defensa y la definición la aplastó contra el portero.
Inglaterra espera a Francia, Alemania o Portugal y suspira por el imposible de Hungría. Al menos, tendrán Wembley a favor.
CROACIA 3, ESCOCIA 1
(EFE). La aparición decisiva de Luka Modric salvó este martes a Croacia del adiós precipitado en la Eurocopa y le proporcionó el pase, como segunda de grupo, a los octavos de final que se resisten a Escocia (3-1), una vez más estancado en la primera ronda de un gran torneo.
El centrocampista del Real Madrid marcó el gol que puso en ventaja al subcampeón del mundo y después dio el pase en un saque de esquina que rubricó Ivan Perisic para sentenciar el encuentro. Dos apariciones determinantes, en momentos decisivos, que impulsaron a un conjunto balcánico que llegó al choque plagado de dudas, lejos del nivel esperado y con la amenaza de la eliminación bajo el brazo.
Escocia volvió a quedar fuera presa de la leyenda negra que le persigue en los Mundiales y las Eurocopas. Al final Steve Clarke optó por el cambio natural y fue Stuart Armstrong el que ocupó el puesto de Billy Gilmour, aislado desde el lunes por positivo por coronavirus. El preparador escocés mantuvo la confianza en el resto de su equipo, mientras Croacia agitó su plantilla en busca de una victoria necesaria.
Zlatko Dalic, de entrada, adelantó a Luka Modric y eligió a Josip Juranovic en el lateral derecho en lugar del jugador del Atlético Madrid Sime Vrsaljko. Recuperó para su once a Marcelo Brozovic y confió en Bruno Petkovic y Nikola Vlasic como ataque.
Escocia fue fiel a su filosofía para buscar su entrada en la historia y, por primera vez, lograr superar la fase de grupos de un gran torneo. Ejerció una fuerte presión, empuje y coraje.
Pero se impuso la calidad croata en gran parte de la primera mitad y tras el sobresalto que propició un centro al área de John McGinn, que no llegó a alcanzar Che Adams, el conjunto balcánico se acomodó y se adelantó en el marcador.
Fue pasado el cuarto de hora inicial cuando un pase lateral al área desde la derecha de Josip Juranovic llegó a la cabeza de Ivan Perisic, que dejó la pelota muerta en el punto de penalti para que lo recogiera Nikola Vlasic, marcara su tercer gol como internacional y adelantara a Croacia.
Hubo inmediatamente dos amenazas de Escocia, desordenada, que no fructificaron y a las que quiso amarrarse el conjunto de Steve Clarke para emprender su reacción.
Tras este par de arrebatos, de furor, Escocia empezó a acusar el gol. Se embarulló, dejó espacios a su rival y, además, perdió por lesión a uno de los pilares de su zaga, Grant Hanley, que, lesionado, tuvo que dejar su sitio a Scott McKenna a la media hora.
Pero cuando peor estaba, justo antes del descanso, un centro de Robertson al área fue rechazado por la defensa croata y, desde fuera del área, Callum McGregor ejecutó un tiro raso que superó a Dominik Livakovic e igualó el partido.
Un gran pase de Vlasic dejó solo a Joskon Gvardiol, que controló mal el balón y chocó con el meta David Marshall al inicio de la segunda parte. A ninguno le servía el empate. El partido se agitó.
Luka Modric apareció y su equipo lo notó. Primero con un buen pase a Perisic al que respondió Escocia con una buena opción de John McGinn que se marchó fuera, y después con su gol.
Pasaba la hora de juego cuando el balón rondó el área local. Mateo Kovacic encontró en la media luna al centrocampista del Real Madrid que ejecutó un preciso tiro, con el exterior del pie derecho, que superó a Marshall. Croacia se puso por delante.
Apretó Escocia, que le puso velocidad al juego, ímpetu y balones largos, directos y al área. Llegó más al área de Croacia, que no pudo tomar las riendas en el caos.
Modric propició también el tercero, que sentenció el choque. Botó un córner, encontró en el primer palo a Perisic y su cabezazo fue imposible para el meta local. Croacia cerró el triunfo y aseguró su clasificación para octavos como segunda de grupo.