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La migración haitiana no es invasión ni carga económica ni amenaza a la seguridad

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Todo eso es parte de un cruel populismo racista que sirve a una actitud criminal y electorera de quienes detentan el poder

Por: Narciso Isa Conde

La migración haitiana enfocada desde la supremacía blanca, con fuertes componentes de racismo, xenofobia y machismo; tildada por el presidente Luis Abinader y su gobierno de “carga ilegal”, “invasión” y “amenaza a la seguridad nacional y regional”, estimula y expande un populismo represivo y seudonacionalista de corte neofascista.

Bajo esas banderas oprobiosas y mentirosas, el Jefe de Estado -respaldado por el desacreditado sistema tradicional de partidos, y por las cúpulas empresariales, las jerarquías eclesiales y el gran poder mediático- en nombre de enfrentar la crisis haitiana, está imponiendo una política abusivamente racista y patriarcal contra migrantes haitianos y dominicanos/as de ascendencia haitiana.

A eso se deben los bochornosos y crueles abusos que se están cometiendo contra mujeres parturientas, niños/as enfermos y personas necesitadas de servicios médicos y otros derechos fundamentales.

La verdad es que ningún ser humano es superior por el color de su piel y su condición de mujer.

Que migrar no equivale a invadir y no puede ser considerado delito.

Que ningún ser humano indocumentado es ilegal porque las penurias los obliguen a salir de su país hacia otro.

Que es realmente criminal negarle servicios médicos a embarazadas procedentes de Haití o residentes aquí.

Que es atroz equiparar la migración económica, súper explotada en los países receptores, como una amenaza a la seguridad del más fuerte.

Que los/as emigrantes generan muchas más riquezas al país receptor, que lo que ellos reciben en salarios, ingresos diversos y precarios servicios públicos, incluido el de salud.

Los enormes montos de las ganancias empresariales por ese concepto, contrastan con la mínima parte del producto que reciben los abnegados trabajadores/as haitianos/as por sus duros trabajos en la industria azucarera con el infernal corte de caña en medio de una vida miserable en los bateyes; sus aportes en la recolección del café, su trabajo en las fincas arroceras, bananeras y otras unidades agrícolas y pecuarias, sus servicios domésticos y sus enormes y recientes aportes a las industrias de la construcción, muy mal retribuidos.

Sería interesante cuantificar cual proporción de la inmensa fortuna del grupo Vicini, grupo Popular, dueños de grandes bancos Fanjul, grupo Estrella, grupo Modesto, Malespín, Macarrulla, Diandino, Félix Bautista, Díaz Rua, entre otros, corresponde al producto del trabajo de haitianos/as y de dominicanos descendientes de haitianos apropiado por el gran capital y jerarcas políticos y militares corruptos.

Todo indica que los inhumanos asesores de imagen y publicidad electoral del gobierno, en vista del creciente declive de popularidad de Abinader, le han aconsejado recurrir al antihaitianismo racista en medio de la crisis del país vecino, inoculado durante más de un siglo a amplios sectores de la población dominicana y él ha accedido a ese recurso realmente criminal.

La verdad debe florecer para ponerle fin a esta terrible y peligrosa campaña de odios y mentiras vertidas para reprimir con saña y envenenar las relaciones entre dos pueblos que deben solidarse entre sí para enfrentar a sus verdaderos enemigos locales y transnacionales. El tema migratorio debe tratarse humanamente. Coordinación Central del Movimiento Caamañista-MC

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