¿En qué se diferencian Donald Guerrero y el general Adan Cáceres Silvestre, si los dos fueron funcionarios de primera línea; el primero uno ministro de Hacienda (libre y dándose la dolce vita), y el otro jefe de la Seguridad Presidencial (preso por corrupción), durante el Gobierno de Danilo Medina?
¿Cuál de ellos tenía mayor radio de acción en la asignación y manejo de fondos públicos? La respuesta es obvia. Además, parecería que aquí subyace un sentimiento anti uniforme, incluso en aquellos que se benefician de la seguridad, parafernalia y otros benéficos ocultos que los guardias proporcionan.
¿Dónde está el General Cáceres desde hace más de un año y dónde está Donald Guerrero? Son de las interrogantes que la gente no entiende.
Parecería que existe un orden de prioridades en la lucha contra la corrupción más allá del horizonte del ciudadano común y siguen las interrogantes. ¿Era posible que Cáceres, imputado en el Caso Coral, retuviera dinero del Estado sin la anuencia de Guerrero? Se delega autoridad, pero la responsabilidades es del superior.
El jefe del sitio es la persona que firma la nómina y es el responsable absolutamente de todo lo que suceda. El presidente de la República no está para chequear nóminas.
El caso de Donald Guerrero es más profundo, porque era el ministro de Hacienda y sí despachada con el presidente documentos administrativos financieros.
Pero con los militares, cualquier acto de corrupción es responsabilidad del jefe del departamento o director o comandante de fuerza que cometa la acción.
