Mientras de este lado de la frontera haya mejores oportunidades, y con condiciones de vida que sobrepasan con creces los estándares de la parte oeste de la isla, las migraciones de haitianos estarán siempre a la orden del día. Esa sola situación impone esa práctica.
Así las cosas. En República Dominicana, aún con su democracia imperfecta, los estándares de sostenibilidad y progreso siempre están y estarán muy por encima de los de Haití. En una proporción de mucho a poco.
Una isla poblada por más de 22 millones de personas, con una alta densidad poblacional de 300 habitantes por kilómetro cuadrado (la de Haití es de 416 y la de República Dominicana 225 habitantes por km2).
Tomando en cuenta que República Dominicana es reconocida como uno de los países con mayor índice de crecimiento en toda la región, es de suponer que la vista de miles de haitianos esté puesta en querer cruzar la frontera.
Habrá presión de cruzar la línea divisoria de la forma en que a ellos se les pueda facilitar, sin importar los controles establecidos y las masivas repatriaciones. Tan solo por eso, este es un tema de mucha complicación. Para donde hay más bienestar, está sobreentendido que para ahí es que hay que coger.
En Haití las oportunidades son mínimas, o nunca se presentan para millones de ciudadanos de ese país. Lo dice todo la situación actual en que transcurre el diario vivir de nuestros vecinos, que pese a todos los pesares son nuestro segundo socio comercial. Desde acá se les vende más de lo que se les compra, en volúmenes considerables.
La diáspora haitiana en República Dominicana se calcula sobrepasa el millón de personas. Hay quienes afirman que esa es una cifra muy conservadora. Y hay un arma de doble filo con la práctica de las parturientas que vienen a alumbrar en hospitales de este lado. Solo Haití se beneficia de ello.
Con todo y eso, la migración desde el oeste aporta enormes ventajas y ganancias para sectores económicos de primer orden, entiéndase empresarios, constructores, agricultores, comerciantes, entre otros sectores.
En esas áreas tan dinámicas del acontecer económico, la presencia laboral haitiana es determinante. Está a la vista de todos. Y en esto hasta se podrá incluir el turismo.
Según el Banco Mundial, durante los últimos 25 años, República Dominicana ha experimentado un notable período de sólido crecimiento económico. Resalta que entre los años 2000 y 2019, el crecimiento de la economía fue de 5,3 por ciento, en promedio, principalmente, impulsada por una rápida acumulación de capital y consumo privado. Y para este año el pronóstico de crecimiento es 5,6%.
Pero en el reverso de la moneda, Haití experimentó un crecimiento negativo de su PIB de un 0,4% para el año 2022, según datos del Ministerio de Hacienda de ese país.
Todo esto hace suponer que los más de 390 kilómetros de frontera deben ser resguardados de este lado, de la mejor forma posible, con un hermético control de las migraciones, no solo en los cuatro pasos más reconocidos, sino a todo lo largo de los más de 50 pasos usados por quienes se lucran del tráfico ilegal.