La algidez política toma esencia en diferentes latitudes
Las tensiones políticas en distintas latitudes marcan las dos primeras semanas de enero, dando muestras de que algunos países atraviesan por momentos complejos que demandarán de mucho tacto e inteligencia para evitar otras situaciones desencadenantes.
Para poner en contexto el planteamiento anterior citamos algunos eventos relevantes, como lo acontecido en Brasil, con el intento de golpe de Estado contra el mandatario Lula da Silva, a escasos días de su asunción al poder, lo cual es el resultado de la polarización política, la influencia que pueden lograr los liderazgos en sus huestes y lo dividida que está la sociedad, aspectos evidenciados en las urnas con lo cerrado que fueron los resultados, pero también, del control y la incidencia en áreas estratégicas que todavía tienen actores vinculados con la saliente gestión de Jair Bolsonaro y el Partido Liberal (PL).
Lula pudo neutralizar a tiempo los intentos golpistas, pero tendrá que trabajar en el afianzamiento de la cohesión social y los retos que impone gobernar con un Congreso adverso, con el que tuvo que negociar para que en el presupuesto del presente aňo fueran garantizados los recursos necesarios para encaminar parte de sus promesas de campaña, entre ellas, mantener el subsidio a los sectores sociales vulnerables, el aumento al salario mínimo, entre otras.
De su lado, el exdignatario Bolsonaro rechazó tímidamente los hechos, porque desde su perspectiva es lo políticamente correcto, sin embargo, estos fueron motivados por la radicalización de su discurso y la negación de un posible fracaso electoral, algo que evidentemente logró calar entre sus adeptos. Está en perspectiva como se rearticulará el bolsonarismo con él como figura principal, siempre y cuando su condición de salud se lo permita, pues es innegable y así lo demostraron los resultados, que su partido es la segunda fuerza política en Brasil.
En el caso de Perú, trascienden la violencia y el desorden en el marco de las protestas callejeras que ya alcanzan unas 10 de las 25 regiones e incluyen a la capitalina ciudad de Lima; la Defensoría del Pueblo y diversas fuentes contabilizan más de 40 decesos y muchos heridos a diario. La Fiscalía de la Nación (Ministerio Público) abrió una investigación contra la presidenta Dina Boluarte y su gabinete, por «genocidio, homicidio calificado y lesiones graves» por las muertes durante las manifestaciones.
Los resultados de la investigación, indistintamente de cuales sean, podrían llevar más división a la sociedad peruana hasta incidir en el agravamiento de la situación de crisis imperante. La Iglesia cátolica y parte de la comunidad internacional estarían gestionando la aclaración de estos eventos.
En lo relativo a Haití, se destaca que el Gobierno dio a conocer los integrantes del Alto Consejo de Transición (HCT, por sus siglas en francés), siendo ellos: Mirlande Manigat, abogada constitucionalista, exprimera dama y candidata presidencial; el empresario, representante de la Cámara de Comercio e Industria de Occidente (CCIO) y expresidente de la Cámara Americana de Comercio (AmCham Haití), Laurent Saint-Cyr; y el presidente de la Federación Protestante, Calixte Fleuridor, como represente de la sociedad civil.
No obstante, llama la atención lo ambicioso de los aprestos del Gobierno haitiano, en relación a que el referido Consejo se encargue de la selección del Consejo Provisional Electoral (CEP) y que a la misma vez gestione la realización de elecciones generales este mismo aňo. Iniciativas de este tipo llevan tiempo en definirse en Haití, por las pugnas entre la dirigencia política a cargo de los estamentos de poder, que actualmente se encuentran en una especie de limbo, porque ya caducaron en sus funciones constitucionalmente establecidas.
Queda esperar cual será la reacción de la oposición política agrupada en el dominado “Acuerdo de Montana” y otros sectores representativos que no han sido tomados en cuenta para desarrollar esta agenda, que podría resultar difícil de cumplir en los plazos establecidos por la falta de consenso y la posibilidad de que esto se traduzca en manifestaciones sociales de corte violento.
Por último, pero no menos importante, las alertas del terrorismo internacional podrían reactivarse, por la amenaza de Irán hacia los Estados Unidos, a quien acusa de la muerte del general Qasem Soleimani, que es una figura martirizada; y a Francia, luego de la publicación de caricaturas del ayatolá Alí Jamenei en el semanario Charlie Hebdo, que ha calificado de ofensivas. Se recuerda que publicaciones similares provocaron un atentado en las instalaciones parisinas del referido medio de prensa en enero de 2015, donde perecieron 12 personas y 11 resultaron heridas.
Las fricciones entre Francia y la comunidad musulmana radicada en ese país (una de las más grande de Europa) vienen de lejos, por la tajante posición de esta última de imponer sus reglas y costumbres basadas en el dogma, por encima del interés nacional.
La inteligencia de los organismos de seguridad y defensa nacional de esos países tendrá que poner especial empeňo en la identificación y neutralización a tiempo de posibles lobos solitarios y otros que se sientan atraídos por el fundamentalismo religioso, que es lo que más daño le ha hecho a la imagen internacional de una religión cuyos pilares se contradicen con el modo de actuación de quienes aspiran a convertirse en verdugos de la fe.
