Por Danilo Cruz Pichardo
Todos los dominicanos tienen derecho a ocupar cargos públicos, pero lo que se estila es que en los puestos relevantes se designan a miembros del partido ganador. El jefe de Estado, sin embargo, dio prioridad a inversionistas de campaña, que son personas apolíticas y las designaciones de estos en sus dependencias responden a amistades, familiares y amantes, las cuales nunca se quedan.
Es así como al tercer año de gobierno todavía el 90 % de los dirigentes del PRM siguen “como perico”, incluyendo a los de las seccionales, sobre todo de Estados Unidos y Europa, donde el personal diplomático fue enviado, en desmedro de cuadros que invirtieron su trabajo, sus recursos y se expusieron a campaña bajo pandemia.
Entre los que enviaron al exterior está una supuesta pariente del jefe de Estado, de 23 años, como cónsul en Valencia, España, con un sueldo que se dice de 50 mil euros. ¿Servir al Estado o servirse del Estado? Algo más: el presidente Abinader calificaba de irresponsable (los videos están de pruebas) los empréstitos tomados por el PLD, pero economistas y entidades independientes se sorprenden al observar que ahora se ha cogido prestado más de 25 mil millones de dólares, hecho sin precedentes. Nunca la deuda externa había crecido así en dos años y meses.
Otro aspecto que afecta la imagen del Gobierno es el supuesto acuerdo Danilo-Abinader, bajo la mediación de Hipólito. Aparte de no creer que ese pacto sume, ¿la lucha contra la corrupción fue una farsa de los que hoy ostentan el poder? Las revelaciones de Fulcar, jefe de campaña de Abinader, comprometiendo moralmente a cabezas visibles de los poderes Ejecutivo y Legislativo, también estarían confirmando la doble moral de ciertas personas. Y Macarrulla y sus socios doblaron el pulso al presidente para el traspaso de empresas públicas al sector privado, un compromiso de campaña.
Ya la ley de fideicomiso público se aprobó en el Senado en septiembre y los diputados acaban de conocerla. Pronto Punta Catalina, entre otras empresas, dejarán de ser del Estado, aunque sí nos quedarían las deudas contraídas. Son cosas de Abinader.