¿Alguien que es importante para nosotros, puede afectar nuestras vidas de forma negativa debido a su carácter y patrones de conducta?, ¿qué podemos hacer para mantener una relación buena y significativa?, ¿y si soy yo quien aprieto los botones a otra persona? Las personas difíciles pueden drenar nuestro ánimo, felicidad y calidad de vida, debido a sus acciones absurdas y destructivas, expresan expertos en la conducta humana. Quien tiene “un aprieta botón” puede olvidar qué cualidades aporta al ser humano una buena relación interpersonal.
¿Por qué la persona que aprieta mis botones es como es?, ¿cómo experimenta el mundo? “Siempre el que aprieta nuestros botones es parte de nuestras vidas y nos importa: familia, amistades, compañeros sentimentales o laborales…; con él o ella sostenemos una relación significativa, aunque les sea usual producirnos muchas reacciones negativas al llegar incluso a considerar a sus semejantes en condición de vulnerabilidad”. Esto así porque ejercita una lucha de poder, procurando siempre ser el centro de la atención, utilizando acciones malsanas, pudiendo en su cotidianidad ridiculizar, causar desdicha y herir a los demás, aun cuando no se da cuenta.
A estas personas que viven en distintos escenarios de nuestras vidas, debido a la cultura y el tipo civilización humana, como listamos precedentemente, nosotros les damos acceso a nuestro espacio interior. Pueden ser controladoras, envidiosas, irresponsables, indiferentes, dependientes, impredecibles, mentirosas, prepotentes; no saben comunicarse efectivamente, ni escuchar. Siempre están en dificultad; se muestran caprichosas; vengativas, provocadoras de caos, chismosas…, cualidades que contribuyen a que poco a poco se destruya el amor que sentimos por él o ella, debido a su problema de poder.
Ante las proposiciones anteriores, el doctor John Townsend, en la obra: Toma Control y Termina con el Estrés, Quién Aprieta tus Botones, Cómo Manejar Personas Difíciles en Tu vida, recomienda hacer lo posible para rodearnos de personas de condición emocional sana; que nos impulsen a cambiar positivamente. Esas con las cuales es fácil simpatizar o trabajar…, porque les es factible que conducirse por la vida sin desvaríos. Por tanto, actúan de forma apropiada, sin dependencia ni resentimientos; no agotan ni abruman a quienes les rodean.
Es por ello, que el citado autor no aconseja organizar encuentros o reuniones con personas con las que no podemos conectar, pero, si ya están en nuestras vidas, para lidiar con estos seres humanos negativos, hay que tratar de comprenderlos; identificar su infantilismo; control desconexión; aprender a observar el comportamiento de esta gente difícil; su enfermedad…, en fin, analizar sus situaciones y a partir de ellas desarrollar un enfoque partiendo de la influencia que tienen en nosotros, como forma de hacer cambios positivos que nos permitan crecer a ambos.
“Alguien caótico y desordenado buscará a una persona altamente organizada y centrada, para llenar vacíos y partes débiles; para entrar a su interior y descolocarle”.
Por eso, si estamos atravesando esta situación, es importante reconocer que estas personas difíciles tienen un efecto real y específico en nuestras vidas; emociones y actitudes. Nos sacan de quicio de modo que otro ser humano no es capaz de hacerlo. Pero, al entender sus dificultades solicitemos el cambio con empatía, calidez, aceptación y firmeza. Es preciso, adoptar formas especiales para enfrentar sus comportamientos.
Buscar ayuda urgente con expertos y estudiosos de la conducta humana, porque en una relación aprieta botón, una de las partes se siente impotente y frustrada, por eso en ocasiones no hay nada que hacer para cambiar la situación. Sin embargo, si aún hay tiempo para sanar, se puede establecer cercanía o intimidad con quien aprieta nuestros botones; quienes nos enojan, aportan tristeza y crueldad, sacando lo peor de todo quien le rodea, para ayudarlo a salir de su opacidad, contestes de que es un ser de sentimiento de profundo aislamiento, alienación y soledad.
Incluso, podemos crecer y ayudarle a aumentar su fe en Cristo, al comprender el pensamiento bíblico, como dice Colosenses 4:6, «que sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno». Decía el poeta Rubén Darío, que la risa es la sal de la vida; ella es inocencia, alegría y salud en el corazón. Ayudemos con amor.
Aprendamos también a hablar con amor, a razonar; estar en control consigo mismos para manejar ataques verbales e irresponsabilidades. ¡Rechacemos la falta de respeto verbal! Y entendamos que “si nos afecta profundamente, dice cosas buenas de nosotros, de quiénes somos y la capacidad que tenemos de amar y relacionarnos”. Hagamos lo posible para no ser dependientes; no cedamos la posesión de nuestras vidas y siempre procuramos ayudar a la persona con dificultad de carácter, sólo si esta se dispone cambiar al asumir; reconocer todas las dificultades que afectan su vida y con ella a su entorno.
Porque una relación es una inversión de nuestro tiempo, energía y alma. En ella, el amor hace que las personas mejoren, se desarrollen, crezcan y maduren a través del período compartido. Por eso, es bueno recordar que lo contrario al amor a pesar de lo que la gente cree, no es el odio, es la indiferencia, como afirmaba el escritor Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz. Las personas difíciles, malas, malignas o enfermas, como suelen ser llamadas, tienen mucho de ella; su carencia de carácter o habilidades para enfrentar la vida; inmadurez; irresponsabilidad y egoísmo sumado a otras cualidades desfavorables, afecta a quienes les rodean, ¡cuidado con eso. ¡Preserva tu libertad!
¿Por qué una persona es considerada complicada?, ¿qué la impulsa a apretar los botones de sus semejantes? “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que por sus frutos los conoceréis”, dice Mateo 17:17-20. Solo Dios promueve y ofrece poder para cambiar, si se enfrentan las excusas, resentimientos y culpabilidad. Enfrentemos con actitud y orientación hacia su enfermedad quienes aprietan nuestros botones; que la prudencia reine sobre la sensatez, dice el dicho. Recordemos que para crear el futuro debemos dejar ir al pasado. ¡Reclama tu felicidad, ella depende de Dios, de ti y no de alguien más!
Hasta pronto
La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.