Ya lo he dicho: todo parece indicar que durante los 20 años que se mantuvo el Partido de la Liberación Dominicana en el poder, la corrupción se detuvo en pocas puertas, porque pocos de los dirigentes y exfuncionarios, parecen estar fuera de responsabilidad; muy pocos pueden decir, a boca llena, que pasaron por el lodo sin enlodarse.
Los dos expresidentes que tuvo la Republica Dominicana durante la “Era del PLD”, bien pueden firmar un comunicado conjunto pidiéndole perdón al pueblo dominicano por las “indelicadezas” en sus gobiernos, traicionando la confianza de los dominicanos que creyeron en sus promesas, y por haber traicionado, del mismo modo, el pensamiento y la práctica de su líder, el profesor Juan Bosch.
No sólo los gobiernos de Danilo Medina fueron corruptos, también los tres que encabezó Leonel Fernández, que hoy anda con una ambulancia dispuesto a recoger los heridos del descalabro del PLD.
Sus gobiernos fueron tan o más corruptos que los de Danilo, a quien él impuso como presidente de la República después de crear un déficit presupuestario que aun estamos pagando.
La Fundación Global, Democracia y Desarrollo (Funglode), fue construida con fondos “aportados” por empresarios, suplidores y contratistas de obras del Estado, siendo Leonel jefe de Estado, un hecho insólito sin precedentes en gran parte del mundo.
Funglode, como bien dice el doctor Guillermo Moreno, de Alianza País, es “el cuerpo del delito”. (Aún conservo el voluminoso expediente del caso, que nunca fue debidamente investigado ni judicializado.
En algún lugar guardo las copias de los cheques entregados por quienes debieron “cantearse” con los fondos que les exigían, esperando que algún día se haga justicia y lo que es del pueblo vuelva al pueblo).
Este es un pueblo de memoria muy corta. Y de un sistema judicial coyuntural, que va dejando en el pasado los expedientes, porque un escándalo sustituye al anterior.
El expresidente Fernández está convencido de que ya el pueblo olvidó el caso de la Sun Land, del PEME, de las sobrevaluaciones del Palacio de Justicia, de los túneles y los elevados, que fueron sobrevaluados en alrededor del 30%, del parqueo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y de las casi 300 denuncias de corrupción formuladas por Participación Ciudadana y otras entidades que luchan contra la impunidad. Y parece que sí, que ya lo olvidamos. Ahora todos estamos concentrados en Danilo Medina. Y no es para menos.
El que ha seguido de cerca las investigaciones sobre los distintos expedientes de corrupción durante los ocho años de Danilo, tiene que preguntarse, ¿pero ¿cómo es posible que el exmandatario no haya sido investigado y sometido a la justicia.