Privar a las personas de sus derechos humanos es poner en tela de juicio su propia humanidad, citaba el célebre activista de las libertades públicas, Nelson Mandela. Esto así, por ellos son inherentes a nuestra naturaleza humana; son parte de su esencia; y sin ellos en la actualidad sería difícil vivir, debido que, permiten el desarrollo y uso de todas las cualidades: inteligencia, talento, conciencia…, al tiempo que, permiten la satisfacción de necesidades.
En la actualidad el mundo requiere de periodistas con altos estándares de competencias profesionales, que informen apegado a códigos deontológicos, a la verdad y la actualidad. Que hablen de temas necesarios, no superfluos y alienantes; más bien cónsonos con la Declaración Universal de estos derechos 75 años después de haber sido proclamada. Quizás este aspecto sea el eje de los grandes desafíos que tiene el periodismo en esta Era de la Tecnología.
“Si el objeto del periodista es informar, su reto está en lograr la excelencia en su calidad profesional y contenido ético. Para ello, debe adquirir los conocimientos para realizar bien su trabajo, para que el lector, el radioescucha, el televidente, el internauta pueda entender el mundo que los rodea”, indica Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México.
En ese sentido, se puede colegir que si bien es cierto que desde la aparición de la imprenta, entre los años 1440-1450, gracias al ingenio de Johannes Gutenberg, y con ella el lenguaje periodístico; presente incluso en la Biblia, el ser humano se ha esforzado por fortalecer derechos culturales, es desde el periodismo que se han narrado los hechos dada su importancia, y de forma cronológica, con lo que, se robustece la conciencia colectiva de presentes y futuras generaciones; el conocimiento histórico; el derecho a saber, y al mismo tiempo, otros intereses.
El papel de las y los periodistas; comunicadores sociales, ha sido de extraordinaria importancia, quienes al hacer uso de la libertad de expresión: instrumento esencial para el ejercicio de su profesión, desde siempre han contribuido de manera fundamental a la consolidación de la democracia en el mundo. Al suministrar a la población información y orientaciones pertinentes, mientras, se mantienen vigilantes de la adecuada garantía de los derechos fundamentales de la ciudadanía.
Son las y los periodistas quienes denuncian y revelan los abusos de que son víctimas las personas, ejecutados por autoridades legalmente constituidas y las instituciones del poder nacional. Por lo que, sin duda, son aliados del Estado en la garantía de los derechos de la población. Así los ve esta, y se han ganado ese sitial, desde su trabajo honesto y tesonero, defendiendo el valor y la dignidad del ser humano. Preservando la vida, igualdad, libertad, seguridad personal, integridad, intimidad y honor personal. La conciencia, expresión, alimento, familia, vivienda, salud, educación, trabajo, deporte, cultura…
Por eso, es preciso recordar que, sin un periodismo responsable, las sociedades sufren injusticias, y esta como aseveraba Martin Luther King, activista de los derechos civiles, si existe en cualquier fragmento, es una amenaza a la justicia en todas partes. En ese aspecto, hoy las y los periodistas luchan para que se alcancen objetivos, intereses y seguridad nacional; derechos emergentes; democracia plural, tema que será abordado en otra oportunidad.
De igual forma, el honor y la propia imagen de los grupos humanos: su solidaridad histórica, cultural, religiosa, lingüística; justicia social: un mundo más justo, responsable y solidario, en todos los ámbitos…, ese correcto ejercicio periodístico que nos recuerda pronunciamientos grandes activistas, pasados y presentes que hacen aportes al fortalecimiento de los derechos humanos en el mundo. Es el caso de la joven Malala Yousafzai: “No olvidemos nunca que un libro, un lápiz, un niño y un profesor pueden cambiar el mundo”. Sin duda esta ciencia y arte, mediante sus ejecutores profesionales comprometidos, ha hecho grandes contribuciones.
Por consiguiente, enaltecemos el trabajo de las y los periodistas que día tras días con empeño interpretan la realidad y propician que sus coterráneos también puedan hacerlo. A quienes difunden de forma veraz y oportuna informaciones emanadas de sucesos que afectan a la población, y procuran solución a necesidades colectivas que impiden el disfrute de derechos. Conscientes de que, el periodismo es eso: compromiso con los elementos constitutivos del Estado, con la democracia y los valores que la sustentan. ¡Loor a su dedicación, que la patria les premie!.
Hasta pronto
La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.