Usted no puede esperar construir un mundo mejor sin mejorar a las personas. Porque cada una debe trabajar para su propia mejora, es un axioma de Madame Marie Curie, pionera en el campo de la radiactividad; la primera y única persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades científicas: Física y Química. Ella es un ejemplo por excelencia para sentar en este texto, que, si queremos erradicar de nuestra sociedad la violencia hacia la mujer, es necesario promover desde la educación; en sus distintas formas y lugares de enseñanza, la igualdad entre los géneros.
De igual forma, hay que sembrar en y desde los distintos espacios que pernocta el ser humano, la autonomía de la población femenina. Ella favorecerá el desarrollo humano. Como dijo Lucio Apuleyo, uno de los escritores más importantes y admirados de Roma: cada persona en la individualidad es mortal, pero en alianza es eterna. Trascendamos al eliminar esta problemática que tiene a la familia enervada, y los derechos humanos, específicamente, los que les asiste y deben disfrutar las niñas y las mujeres, menospreciados. Como si estos son diferentes a los que pertenecen a los hombres.
En ese sentido, todas y todos tenemos un gran compromiso. Por ejemplo desde los medios de comunicación de masa; tradicionales y electrónicos…, es necesario eliminar la práctica de culpar a las víctimas en los enfoques de cada noticia; en las conversaciones o comentarios de los casos que nos hacemos eco…, no olvidemos: nadie mata por celo; no existe el crimen pasional; no hay excusa para ejercer violencia de género. ! ¡Dejemos de revíctimizar a la mujer!
Asimismo, hay que abstenerse de reproducir comentarios, chismes o creencias misóginas, esto es, odio a mujeres y niñas. Porque esa práctica solo reproduce violencia en todas sus manifestaciones. Seamos conscientes, ¡el abordaje desde los medios de comunicación, debe dejar de ser complaciente con la persona agresora!, ¿Acaso no se entiende aún, el poder que tienen los más media en la formación de la conciencia colectiva; su rol como informador, orientador y recreador…?
Por ello, una información mal servida, con enfoques que invisibiliza derechos inherentes, fundamentales…, traerá como consecuencia acciones y conductas que evidencian notable desigualdad en las poblaciones. Es por eso que debemos desconstruir esa empatía cuasi patológica que puede darse con la persona victimaria. Un claro ejemplo de lo que pudiéramos denominar: “criminalidad premiada”.
En ese aspecto las campañas, acciones y lucha para reducir esta problemática, debe ser liderada por los hombres, como recomiendan hace anos voces autorizadas. Además, de que sean quienes hagan más activismo para el fomento y la garantía de los derechos humanos de toda la población, en igualdad entre hembra y varones. Hacerlo desde todos sus ámbitos, pues la violencia de género, no es un tema de mujeres; compete a todas y todos.
La batalla es a favor de obtener justicia, nunca una pugna entre hombres y mujeres. Aunque actualmente, los privilegios de los hombres están cimentados en las desventajas que sufren las mujeres. Por ejemplo: ¿teme un hombre ser violado al caminar por nuestras calles?, ¿sostiene que se pueda ver que sus logros los adquirió a base de favores sexuales?,
La mujer sufre ante el impedimento de disfrutar, ejercitar, demandar derechos humanos. Ese y otros casos que usted conoce, son claros ejemplos de por qué se debe eliminar la violencia machista y dejar de cosificar a la mujer. Esta no es un objeto, es un ser humano, igual al hombre con iguales derechos y deberes. Es pertinente usar enfoque de género para garantizar derechos.
La mujer es sujeta de derechos humanos, y el Estado, la sociedad debe protegerle, jamás normalizar la violencia de género: “el teatro del terror”, con la aniquilación simbólica de la mujer, como le llama el doctor Luis Vergés, psicólogo y terapista familiar, director del Centro de Intervención Conductual para Hombres. Hoy más que nunca tenemos que promover sensibilización desde los medios de comunicación, centros educativos…, haciendo hincapié desde la familia, que debe encauzar su rol.
Proteger la imagen de las mujeres y niñas, de las personas involucradas en un acto de violencia de género, es una medida a accionar con urgencia. ¡Protejamos derechos! También, frenar atentados a la dignidad: un derecho tan humano, tan fundamental, que “lo adquirimos antes de nacer y nos acompaña más allá de la muerte”. Por esa razón tenemos que denunciar la violencia de género y propiciar esta acción, dejando atrás el cuco o miedo de que, “al machista no le gusta que le enfrenten”. ¡Pero resulta, que! la violencia hacia la mujer tiene consecuencias! No tengamos temor a hacer lo correcto.
Procuremos buscar una solución en conjunto. Todos y todas valemos igual en derecho: justicia, equidad…, hombres y mujeres, merecemos disfrutar de las mismas oportunidades, logros sociales, gestión política, intelectualidad, bienestar, paz, libertades…, en fin, alcanzar autorrealización. Promover derechos humanos y valores, al tiempo de multiplicarlos en la población infantil. Ese es un camino acertado. Eduquemos en ese sentido, si realmente estamos inmersos, como anhelamos, en eliminar la violencia machista hacia la mujer.
Hasta pronto.
La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.