Vehículos de alta gama forman parte del despliegue utilizado en esta campaña política, tanto en el sector oficialista como en la oposición, lo que contrasta con la realidad que vive República Dominicana, donde en cada provincia, municipio, distrito o barrio, sale a relucir la pobreza frente a cada hogar que pasan.
Los gastos en campaña política en el país son exagerados, donde existe un pueblo con tantas necesidades de salud, educación, alimentación y seguridad ciudadana.
Al presidente Luis Abinader, aspirante a la reelección por el Partido Revolucionario Moderno, se le ha visto hacer campaña en varios jeep, cuyo precio ronda los 80 mil dólares, unos 4.5 millones de pesos, de acuerdo a páginas consultadas.
En tanto que el expresidente Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo, realiza sus caravanas montado en una yipeta valorada en 150 mil dólares, cerca de ocho millones de pesos, y una flotilla de jeeps verdes, con precios superiores a los 55 mil dólares.
De su lado, Abel Martínez, candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), también se ha visto en una yipeta negra con precio de 150 mil dólares.
Funcionarios actuales y de pasados gobiernos utilizan vehículos muy caros, tirados a las calles haciendo campaña.
A esta exhibición de vehículos de alta gama se suman, aspirantes a senadores, diputados, alcaldes, directores distritales, y hasta a regidores y vocales.
La pregunta del millón es: ¿De dónde sale el dinero para comprar estos vehículos? ¿Será del patrimonio personal de los candidatos o del dinero del pueblo?
Mientras tanto el pueblo dominicano se hunde en la miseria. Sea usted el jurado…
