Como es bien sabido, la democracia forma de gobierno en que vivimos, la que, se caracteriza por ofrecer a las personas convivencia armónica, participación para lograr los cambios necesarios y corregir problemáticas. Además, por diálogo permanente entre gobernantes y la población, única vía para alcanzar objetivos comunes. Es igualmente conocido que, se nutre de la apertura y la riqueza de pensamiento.
En ella no cabe supresión alguna a derechos; libertades, si esta surge, perjudica a todo el conglomerado, y la forma de gobierno cambiaría. Es por ello, que, desde el periodismo de las ideas, ese que, de vez en vez, puede ser atacado por diferentes grupos de la administración pública y privada, cuando lacera puntos de vista. Contrario a lo que ocurre, es una actividad que debe ser defendida por todo el conglomerado de la población.
Porque, con el creativo análisis que hace de las noticias cotidianas, aporta complemento a las informaciones. Nos muestra el tipo de sociedad que tenemos, cuáles cambios deben generarse para obtener bienestar colectivo, y las metas que debemos alcanzar para lograrlo. Atacar es amedrentar, coartar, violentar la libertad de prensa. Una acción inaceptable.
Como es sabido, los derechos humanos; propio de cada persona, son para disfrutarse. Con el compromiso de hacerlo desde el respeto y ayuda a que otros semejantes también disfruten sus prerrogativas. Por esa razón, la exhortación de estas líneas es que usemos sabiamente el poder de las ideas: ellas tienen vida propia. Con su impulso, procuremos también, frenar la deshumanización que en ocasiones se fomenta, ya sea adrede o por inobservancia, desde los medios de comunicación de masa.
El periodismo no se ejerce al “hablar por boca de ganso”, es investigación, análisis, tratamiento y difusión de informaciones, a través de los medios de comunicación social. Máxime el de las ideas. En este, la noticia además de información es alimento intelectual, moral y hasta espiritual.
Por lo tanto, los sistemas democráticos, como el nuestro, tienen entre sus principios conjuntamente con la participación ciudadana, igualdad, transparencia, rendición de cuentas…, la tolerancia política, para garantizar que los derechos de todas las personas sean iguales; que se respeten independientemente de quién esté en el poder gubernamental. Asimismo, para favorecer el derecho a que todos podamos emitir nuestras opiniones entre la población, y eso incluye al gobierno.
Por lo que, potenciemos respeto al periodismo y al profesional que abraza un ejercicio de calidad, de respeto a los derechos humanos como la dignidad e intimidad de las personas. El permite la construcción de sociedades justas, para que vivamos en paz.
El periodismo de ideas cumple un papel esencial en la creación de la opinión pública: informada y crítica. Al mismo tiempo, origina diálogo acerca de temas vitales para la salud y desarrollo de la sociedad. Por consiguiente, respetar la libertad de prensa más que un posible reto para el ejercicio periodístico actual, debe ser un compromiso de la colectividad.
De tal forma que, desde este ejercicio honesto, multifacéticos; accionado a través de los medios tradicionales y modernos: canales de televisión, emisoras de radio, páginas web, redes sociales…, se construye conciencia social, al buscar, analizar información y enviarla a la audiencia, propiciando que opine, para en conjunto hacer los cambios que amerita la nación, y con estos alcanzar desarrollo nacional.
El profesional del Periodismo no es cualquier persona que tiene acceso a un celular con cámara, ese puede ser un intrusita. El periodista académico, es un cientista que, compila información veraz, diversa, relevante; la analiza, documenta y da estructura de acuerdo al género periodístico y lenguaje para hacer la narrativa descifrable en las audiencias. Hace aportes a las presentes y futuras generaciones.
De modo que, desde el Periodismo humano, de las ideas, reiteramos la afirmación de varios colegas mexicanos: “al callar a los periodistas, la sociedad pierde posibilidad de ejercer sus derechos”. Esto no lo permitiremos, no solo porque, se pierde el registro histórico; la ayuda memoria que mantiene viva la identidad del pueblo dominicano, gracias a los relatos diarios que brindan los medios de comunicación, sino, porque se disipa la libertad. Por eso, hoy agradezco al Periodismo de las ideas, a sus soldados valientes; celosos guardianes que, con sus análisis y enfoques, aseguran la memoria colectiva, y así se hace patria.
Hasta pronto.
La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.