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Trata de sangre, la oscura verdad detrás de su comercialización indiscriminada en RD

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Por Claudia Fernández

Santo Domingo, RD. –Negocio aberrante, horrible, que se convierte en un crimen de lesa humanidad, pues se trata de comercializar el líquido vital que impulsa al organismo humano. La sangre, fluido que corre por nuestras venas, arterias y vasos capilares repartidos por todo el cuerpo, se ha convertido en un artículo de compra y venta al mejor postor.

¿Historias?, muchas y cada una, a su manera, desgarradora. Vivencias que sobrecogen el alma, cuando uno se entera de que existen “intermediarios”, que, cual “deliverys” de colmados o de empresas establecidas, se dedican a transportar personas para ganarse 300 pesos por ser “donante” a bancos de sangre privados, que se lucran a costa del juego de la vida y la muerte y no ceden un paso en sus afanes pecuniarios.

La historia no es nueva para nada en República Dominicana, viene de lejos, desde inicios de la década de los 50, cuando el Estado entregó a la organización no gubernamental Cruz Roja el manejo, recolección, tamizaje y conservación de la sangre para todos los que la necesitaran, dejando al Estado sin una estrategia efectiva para su regulación.

Mucha agua ha corrido desde entonces y estos centros de acopio continúan proliferando. Para el doctor Pedro Sing, director del Hemocentro Nacional, organismo rector de la sangre para todo el país “los errores del pasado y me refiero a hace más de 70 años, porque la sangre se está transfundiendo hace 74 años, en esa época las personas que representaban al Estado en términos de salud, cometieron el error de entregar a una organización no gubernamental (ONG), la Cruz Roja, algo del Estado”.

La Cruz Roja cumplió su rol, pero llegó el momento que no podía suplir la demanda y todo el déficit de sangre produjo la proliferación de los bancos privados de sangre, que lo vieron como un negocio, hay que decirlo y reconocerlo, “sigue igual”, refiere Sing.

Noventa y nueve bancos de sangre en total, diseminados en toda la geografía nacional –públicos y privados–, los últimos son mayoría y reciben pingües beneficios con el negocio de la sangre, ya que una unidad “pinta de sangre, para que el pueblo entienda” se comercializa por grandes sumas de dinero, aunque justo es decirlo, no siempre los centros asistenciales del sector público pueden suplir la demanda, debido al crecimiento poblacional, experimentado en los últimos tiempos y la falta de donantes voluntarios existente.

El tema es tan delicado y súper protegido como un secreto de Estado, que casi nadie se atreve a hablar de manera franca y sincera, sin una autorización de las máximas autoridades de Salud Pública, “esta situación genera muchos problemas”, y pone en jaque a los que se encargan del proceso de monitoreo, supervisión y regulación de los centros que negocian con este producto tan importante para la supervivencia.

Tropiezos, vicisitudes y esfuerzos, falta de recursos humanos y económicos impiden labor efectiva

La idea de crear una entidad que aglutinara bajo un mismo manto todo lo referente al sistema de reposición sanguínea, con lineamientos específicos, políticas definidas y estrategias especiales, inicia en 1996, pero la burocracia imperante, ¡cuánto daño hace este parapeto inoperante del sistema gubernamental! Paralizó este proyecto innovador y lo sumió en el letargo del limbo sin salida.

No es hasta inicios del siglo XXI, que se retoma la iniciativa, con un largo viaje de promesas para construir un centro que conjugara en, uno solo, todo lo referente al sistema de reposición de sangre –así se denomina técnicamente a los bancos de sangre.

CEDIMAT, el hospital infantil antituberculoso Nuestra Señora del Santo Socorro, fueron las primeras entidades que ofrecieron apoyo al proyecto, pero echaron atrás alegando problemas legales, hasta que llegó el momento de crear el Hemocentro Nacional, en el lugar que hoy se encuentra, dentro de las instalaciones de la Ciudad Hospitalaria Dr. Ney Arias Lora, en el sector de Sabana Perdida.

El Hemocentro Nacional inicia sus operaciones en noviembre de 2021, en pleno auge de la pandemia del Covid-19, por lo que quedó relegada su función y es a partir de 2022 que comienza el trabajo de creación y toma de conciencia para animar a la población a donar sangre.

72 empleados, es la cantidad total, que labora actualmente en el Hemocentro Nacional, en tanto, la Dirección de Regulación de Servicios de Sangre y Hemoderivados (DRSSH), solo cuenta con 9 para regular, fiscalizar e investigar si los 99 bancos de sangre existentes en todo el país se acogen a los estándares y requerimientos establecidos.

Alucinante, como una pesadilla

Una entrevista sin desperdicios, es la que sostiene Panorama con un motoconchista que trabaja en el corazón del sector de Villa Faro, en Santo Domingo Este, para sostener a su familia, pero quien se siente asqueado por la situación imperante. Su nombre lo protegemos por seguridad y la de su familia, pero tenemos la grabación, que puede ser solicitada en este periódico.

¿Tú transportas donantes de sangre? La respuesta, rápida como tiros de ametralladora es “donación no, es compra y venta de sangre. En la avenida Sabana Larga y uno cerca de la avenida 25 de Febrero, en Calero, Villa Duarte. Ellos tienen su búsqueda, yo, como motorista, ellos me dan 300 pesos”.

¿Quién te los paga, los que van a vender o el banco de sangre? “El banco, yo le llevo la persona, sacan una muestra de sangre, un chin, la examinan, si califican, cogen el número de cédula, ahí mismo le amarran el brazo y le sacan una pinta de sangre y le dan mil pesos, después de sacar la sangre, lo sientan veinte minutos y le dan un vasito de cool-aid, rojo, esos de sobrecito, para que le suba un chin el ánimo. Y después la venden a 7, 8 y hasta diez mil pesos”.

Continúa relatando que, “después, le dicen, te puedes ir, y volver en tres meses, porque es cada tres meses que pueden comprar sangre, yo le busco tres, cuatro, a veces hasta cinco personas en un día, ellos me dan mi menudo, muchos se han desmayado en el proceso y hay que darles algo para engrasarlo”.

Cuestionado acerca de la comercialización y si por tipología sanguínea poco común se paga más, responde: “El tipo de sangre no importa, ellos pagan lo mismo por una pinta al vendedor, es que la mayoría que va a esos dos centros, en su mayoría son drogadictos, viciosos, no están trabajando, esa sangre ellos la procesan y la limpian, dicen ellos, dicen ellos, con gripe, tatuajes”.

Hace apenas unos meses, la pinta de sangre se cotizaba a la compra, en 800 pesos, pero el precio ha subido, “y ahora se pagan mil pesos por pinta de sangre”, comenta.

Él mismo ha sido donante, porque tiene un trastorno que le provoca “exceso de sangre en el organismo y debe ser sacada”, si yo puedo conseguir unos pesos para mi familia, no la voy a donar, voy y la vendo, ellos me conocen –los de los bancos de sangre a que hace referencia al inicio de este trabajo–, por lo que suponemos, suposiciones, reitero, que, al ser el vendedor, se gana mil pesos limpios y los bancos de sangre se ahorran los 300 pesos del transporte. No quiso abundar más sobre el tema.

Un problema que pesa más que un saco de mil quintales

La demanda existente de sangre y la falta de estrategias que creen conciencia en la población acerca de la importancia de la donación voluntaria, son dos aspectos fundamentales para el despegue definitivo de la creación de una cultura del donante, que permita la reposición rápida, gratuita y oportuna para la población que requiera una transfusión sanguínea.

 A este respecto, el director del Hemocentro Nacional enfatiza en el hecho de que, “República Dominicana no tiene cultura de donación de sangre, por lo que vamos a trabajar en este tema. Para generar cultura en un pueblo debes primero asistir a los protagonistas, los comunitarios, las industrias, comercios, ministerios, empresas públicas y privadas, para innovar y renovar e irles convenciendo.

Repite una y otra vez que “aquí hay que convencer. En Hemocentro, todo es gratuito. Las plaquetas, que en los bancos privados cuesta 26 mil pesos, igual que los paquetes de unidades globulares, se está promediando a unos siete mil pesos, una pinta de sangre” y no hay que pagar un centavo, reitera.

Este problema que se arrastra por décadas, parece que va a llegar al final, ya que, en la medida que la población tenga acceso a la información veraz y oportuna sobre la importancia de la donación de sangre, “en esa misma medida, los bancos privados de sangre irán desapareciendo”.

Pero son negocios con intereses muy poderosos, enquistados y apañados desde muchas alturas del poder, social, económico, gubernamental, es una trama que envuelve y rodea al peculiar y singular negocio de la sangre, “por lo que es necesario iniciar el trabajo de concienciación popular”, expresa el doctor Sing y los actores principales de este drama cotidiano.

Tres organismos encargados: ¿por qué Salud Pública no aglutina en uno solo?

Rectoría, regulación, habilitación, tres entidades que supuestamente trabajan para un mismo fin, lograr el acceso de la sangre a cada dominicano que lo necesite, pero cada cual trabaja por su lado, con presupuestos desiguales, se mantienen enfrentadas, cual manzana de la discordia, sin lograr un punto de unificación.

Es preciso unificar criterios y voluntades, a fin de evitar la expansión cruenta del negocio de la sangre. Mientras el ente regulador verifica y propone medidas de sanción cuando descubre alguna irregularidad, habilitación expide permisos de funcionamiento a centros privados que comercializan con la sangre. En 2022, existían 90 bancos de sangre, hoy, el número se ha elevado a 99.

¿Qué se esconde detrás del disfraz? Y para muestra, basta poner el botón en el ojal, o el dedo en la llaga. Panorama acudió a los dos centros denunciados por el “delivery” motoconchista para averiguar de primera mano, el precio real a que se expende, vende, comercializa la sangre.

En el corazón del sector Calero, Villa Duarte, funciona el Centro de la Sangre y Especialidades, S.R.L., a donde acudimos a preguntar el precio de dos pintas de sangre AB+. La joven de recepción, amablemente me informó que una pinta “cuesta RD$7,500.00, si trae un donante, se le descuentan mil 500 pesos”. La pregunta obligada, ¿qué hacen con la sangre del donante, familiar o amigo? Se renegocia.

En el segundo, ubicado en la avenida Sabana Larga, del municipio Santo Domingo Este, se requirió el precio de dos pintas de sangre O-, la respuesta fue, esa no la tenemos ahora, ¿para cuándo la necesita? 8,000.00 pesos y si va el donante, se rebajan los mismos mil quinientos pesos. En el negocio no hay pérdidas, solo ganancias y muchas.

Eso sí, cumplen con los requerimientos establecidos. Indicación médica con firma y sello, cédula del paciente, centro asistencial en donde se encuentra y causas por las que se necesita la sangre. Punto y se acabó.

El riesgo que implica la “trata de sangre”, es invaluable, se trata de un negocio en el que se juega con la vida, con ganancias que superan los 15 millones de pesos al año, según datos de la OMS.

Esta debería ser una prioridad para el Estado, una reforma profunda y significativa a la Ley 42-01 General de Salud, promulgada el 8 de marzo de 2001, y a la 123-15 del 16 de julio de 2015, que crea el Servicio Nacional de Salud, para hacer más eficientes y expeditos los procesos y procedimientos relativos a la necesidad de sangre que requiere el pueblo dominicano, y que cese, de una vez por todas, la habilitación y estructuración de bancos de sangre surgidos al vapor, con el único fin del enriquecimiento. Ese, también es ilícito, aunque tenga los ribetes de la legalidad mal entendida y peor manejada.

Es hora de apretar el cinturón y enfrentar este vil comercio que se lucra a costa del sufrimiento ajeno. ¿Quién se toma la demanda? O mejor, ¿quién agarra la sartén caliente por el mango ardiente y toma el recurso de la acción? Urge una estrategia mancomunada y más efectiva de parte de las autoridades del Ministerio de Salud Pública ¿Cuándo se llevará a cabo? Tomado de panorama.com.do

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