Observar códigos éticos y morales desde el Periodismo, hace alusión a desarrollar cada día un mejor ejercicio profesional, siendo este un vehículo para potenciar el respeto y disfrute de las libertades humanas, como el derecho al honor, a la intimidad, y a la dignidad de las personas…
Esto más que identificar y hacer lo correcto desde el periodismo, y la vida personal como testimonio. Es más que normas y principios, es solución a problemáticas, desde un ejercicio, siempre apegado a la verdad: el gran compromiso. Por eso, la ética es un modo de vida en todos los escenarios del ser humano, quien es fuente de las noticias en sus distintos espacios de promoción simbólica: academia, escuela, familia, cine, iglesias, clubes…
La ética periodística condena la falsedad informativa, el rumor, y permite que se subsanen errores humanos, ocasionados por inobservancia. No así, los realizados con intención de dañar, y que son faltos a códigos deontológicos comunicacionales.
Es allí donde entra la falta de confianza de la población, que hoy se extiende también por los deep fake o contenidos generados por Inteligencia Artificial (IA), una nueva tendencia que puede falsear o modificar la realidad; apariencia, incluso, hasta la voz, de las personas y hacerles decir o hacer algo que nunca dijeron o hicieron.
Se recuerda el caso de las imágenes falsas o fakes generadas por IA, que se viralizaron recientemente, en las que se simula un romance entre los candidatos a presidir EE. UU, y que están en contienda para alcanzar sus metas en las próximas elecciones presidenciales del 5 de noviembre del año en curso: Kamala Harris y Donald Trump.
El hecho escenifica a estos candidatos como una pareja de enamorados que camina agarrada de la mano, se besa, construye una relación en la que posteriormente hay un embarazo y nacimiento de un hijo idéntico al padre. La ficción, es parte de la nueva realidad alternativa, creada a través de la IA. Como ese caso, muchos otros ocurren en nuestro diario vivir y las personas lo asumen como verdaderos.
Hace apenas un año que los seres humanos potenciaron el uso de la IA en todos los ámbitos relacionados con la creación de contenidos. Por ello, hoy, se generan diversos deep fakes relacionados con la información y la comunicación. La información es del profesor Alexandre López-Borrull, experto en Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC).
Esto genera debate acerca de la observancia de códigos éticos y morales que, sin lugar a dudas, aumentan valor al trabajo de los profesionales y evitan vulneración a derechos humanos. Crean imágenes, videos falsos que acompañan la narrativa y robustecen desinformación con contenido sensible. Pero eso sólo contribuye a generar desconfianza en las informaciones que son servidas para el interés general.
Lo que se espera es que la IA como todas las herramientas tecnológicas, pueda ser aprovechada en la creación de contenido para optimizar la eficiencia de los procesos de trabajo y contribuir a mitigar problemáticas sociales. Gracias a la automatización de tareas rutinarias y procesos repetitivos, que permitirá a los equipos centrarse en labores estratégicas y creativas, para mayor productividad, innovación y formulación de estrategias de comunicación oportunas.
Al usar la IA en la creación de contenidos, es necesario mostrar la realidad completa, no una parte idealizada. Cultivar las relaciones y fomentar interacción. La responsabilidad desde el periodismo está en el ejercicio a nivel digital; diseño, incluyendo de marca, publicidad, social media y la comunicación corporativa. Son afirmaciones de la maestra Sílvia Martínez, directora, versada en Gestión y Estrategia, también de la UOC.
Por eso, las y los periodistas al crear contenidos digitales generados con IA, deben recordar su sagrada responsabilidad social, como celosos guardianes de la democracia; profesional gladiador que usa las armas más poderosas conque cuenta la humanidad en la actualidad: la palabra y la información, y estas deben estar adheridas a la observancia de códigos éticos y morales.
Hasta la próxima entrega.
La autora reside en Santo Domingo
Es educadora, periodista, abogada y locutora.