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Harris lanza una ofensiva mediática mientras Trump da plantón a ‘60 minutes’

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Las entrevistas de los candidatos presidenciales al programa 60 minutes están casi tan arraigadas en la tradición electoral estadounidense como los debates, desde que en 1968 el republicano Richard Nixon y el demócrata Hurbert Humphrey se sentasen antes los periodistas de la CBS. Este año, sin embargo, Donald Trump dio plantón a la cadena después de haber aceptado inicialmente la entrevista. Sí que la concedió Kamala Harris. La candidata demócrata, que tardó 39 días en responder cara a cara a un medio de comunicación desde que fue designada para sustituir a Joe Biden, ha emprendido una ofensiva mediática para llegar a los electores. En la de este lunes, Harris, dijo que no se sentaría con Vladímir Putin a negociar la paz en Ucrania sin representación del Gobierno de Kiev. También aseguró que no solo tiene una pistola, sino que la ha disparado.

Además de la entrevista de este lunes, Harris concedió otra al podcast Call Her Daddy, uno de los más populares de Estados Unidos, que se emitió el domingo. Este martes tiene programadas apariciones en The View de la ABC y The Late Show, en la CBS. Además, participará en un foro de Univisión dirigido a los votantes latinos el jueves en Las Vegas. Su candidato a vicepresidente, Tim Walz, apareció este lunes brevemente en la entrevista de la CBS y agendó también una aparición en Jimmy Kimmel Live!, de la ABC.

Lo que no ha hecho Harris por ahora es dar una rueda de prensa, dentro de su peculiar estrategia mediática que ha tratado hasta ahora de minimizar las posibilidades de un patinazo que le pase factura. Con las entrevistas, toma algo de riesgo controlado ante la necesidad de pelear por cada voto en una batalla muy reñida.

El programa de 60 minutes de este lunes empezó con una explicación del presentador en la que señaló que Trump se había echado atrás después de admitir hacer la entrevista, alegando variadas excusas, entre ellas que rechazaba someterse a la verificación de sus palabras. Trump sí que apareció en el programa de radio del conservador Hugh Hewitt, en el que dijo que conocía lo dura que es Gaza porque había estado allí, lo que resultó no ser cierto. En esa entrevista, insistió en sus mensajes xenófobos, ligando inmigración y delincuencia y afirmando que la llegada de inmigrantes había aportado a Estados Unidos “genes malos”. Su campaña dijo luego que se refería a los criminales, no a los inmigrantes en general.

“¿Qué hay sobre permitir que entren personas a través de una frontera abierta, 13.000 de las cuales eran asesinos? Muchos de ellos asesinaron a mucho más de una persona”, afirmó Trump, según recoge AP. “Y ahora viven felices en Estados Unidos. Ya saben, ahora un asesino… creo esto: está en sus genes. Y tenemos muchos genes malos en nuestro país ahora mismo”. Las estadísticas citadas por Trump corresponden a inmigrantes que han entrado en Estados Unidos durante décadas, incluido su mandato. Trump ha hablado en el pasado de que los inmigrantes están “envenenando la sangre” de Estados Unidos, una frase con ecos del nazi Adolf Hitler. La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, criticó este lunes a Trump por su afirmación: “Ese tipo de lenguaje es odioso, repugnante, inapropiado y no tiene cabida en nuestro país”, dijo en rueda de prensa.

El presentador de la CBS, Bill Whitaker, preguntó a Harris sobre la negativa de Trump de conceder la entrevista a 60 minutes. “Si no va a dar a sus espectadores la posibilidad de tener una conversación significativa y reflexiva, preguntas y respuestas con él, entonces vean sus mítines. Oirán conversaciones que tratan de él mismo y de todas sus quejas personales. Y lo que no oirán es nada sobre ustedes. No oirán cómo va a intentar unir al país, encontrar un terreno común. Y, Bill, por eso creo con mi alma y con mi corazón, que el pueblo americano está listo para pasar página”, contestó.

Harris se quedó con sus 30 minutos del programa de la CBS y pasó el examen con cierta soltura, aunque el entrevistador la puso en aprietos al señalar algunas de sus contradicciones y el retraso en aprobar medidas efectivas contra la avalancha de inmigrantes sin papeles. Harris no se salió de su guion habitual al hablar de Israel, aunque dejó traslucir cierta frustración con la receptividad del Gobierno de Benjamin Netanyahu.

Proclamó lo que llama el derecho de Israel a defenderse y aseguró que Washington realiza un esfuerzo continuo por dejar claros sus principios a Israel y sobre la necesidad de que la guerra termine. “La labor diplomática que realizamos con los dirigentes de Israel es un esfuerzo continuo por dejar claros nuestros principios”, afirmó. Cuando le preguntaron si Netanyahu era un verdadero aliado cercano, se salió por la tangente: “Creo que, con el debido respeto, la mejor pregunta es si tenemos una alianza importante entre el pueblo estadounidense y el pueblo israelí. Y la respuesta a esa pregunta es sí”.

La guerra de Ucrania

El entrevistador le preguntó si se sentaría a negociar una solución a la guerra de Ucrania sin Putin. “No bilateralmente sin Ucrania, no. Ucrania debe tener voz y voto en el futuro de Ucrania”, fue su respuesta. Y luego criticó a su rival en las elecciones: “Si Donald Trump fuera presidente, Putin estaría sentado en Kiev ahora mismo. Él habla de que puede terminar [con la guerra] en el primer día. ¿Sabes lo que es eso? Se trata de rendirse”.

Sobre sus cambios de posición en asuntos como la extracción de petróleo de esquisto mediante fragmentación hidráulica (fracking), de los seguros sanitarios públicos para todos o sobre la dureza en la frontera, Harris se explicó: “Creo en el consenso. Somos un pueblo diverso. Geográficamente, regionalmente, en términos de dónde estamos en nuestros orígenes. Y lo que el pueblo estadounidense quiere es que tengamos líderes capaces de llegar a un consenso. Que podamos llegar a un compromiso y entender que no es malo, siempre que no comprometas tus valores, encontrar soluciones de sentido común. Y ese ha sido mi enfoque”.

En particular, sobre la frontera, volvió al ataque contra su adversario al recordar que torpedeó un acuerdo bipartidista en el Senado para aprobar una ley de seguridad fronteriza. “Donald Trump se enteró de que este proyecto de ley estaba en marcha y que podría ser aprobado, y él quiere cabalgar sobre un problema en lugar de solucionar un problema, por lo que dijo a sus colegas en el Congreso: ‘Maten el proyecto de ley. No dejéis que avance”, afirmó.
Harris aprovechó para intentar colocar el mensaje de que es una figura unificadora, en contraste con Trump: “Creo que el pueblo estadounidense quiere un líder que no intente dividirnos y degradarnos. Creo que el pueblo estadounidense reconoce que la verdadera medida de la fuerza de un líder no se basa en a quién derriba, sino en a quién levanta”.

Y dio algún detalle más sobre el arma de fuego que posee y de la que ha hablado varias veces el último mes para tratar de convencer a los electores de que no se opone a ellas. Señaló que tiene una pistola Glock “desde hace bastante tiempo”, y ante la pregunta de si la había usado, se rio y contestó: “Sí. Por supuesto que sí. En un campo de tiro. Sí, claro que lo he hecho”.
Harris defendió sus propuestas económicas —dejando caer de nuevo su “soy capitalista”― y su intención de que los más ricos y las empresas paguen más impuestos.

En su entrevista del podcast Call Her Daddy emitida el domingo, Harris dijo que sentía “lástima” por la gobernadora de Arkansas, Sarah Huckabee Sanders, quien sugirió el mes pasado que la vicepresidenta no tiene nada que la mantenga humilde porque no tiene hijos biológicos. “Lo siento por ella, y te voy a decir por qué. Porque no creo que entienda que hay muchas mujeres que no aspiran a ser humildes. Dos, que hay muchas mujeres que tienen mucho amor en sus vidas, familia e hijos, y creo que es muy importante que las mujeres se levanten unas a otras”.

“Estoy convencida de que cada uno tiene su familia por sangre y su familia por amor. Y yo tengo ambas. Y lo considero una verdadera bendición”, continuó, en referencia a sus parientes consanguíneos y a sus hijos adoptivos. “Quiero a esos niños hasta la muerte. La familia tiene muchas formas, y creo que cada vez más, todos entendemos que esto ya no son los años 50″, dijo.

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