Por: Oscar López Reyes
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En República Dominicana, ¿quieren más cuarteles y policías para la protección ciudadana? Sí. ¿Y más centros de salud y médicos? También. ¿Anhelan más escuelas y profesores? Claro. ¿Apetecen más carreteras y parqueos públicos? Lógicamente. ¿Ansían aumentos salariales con doble sueldo? Esa aspiración no se discute.
Y cuando el Gobierno plantea la captación de más impuestos para cumplir esa misión, casi todos responden: “¡A nosotros no!” “¡A otros sí!”. Al revés: en Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, en el Norte de Europa, se tiene una visión contrapuesta. Hace un par de años me impactó que calles de Finlandia hormigueaban de personas protestando porque pretendían BAJAR LOS IMPUESTOS.
Exigían que SUBIERAN LOS GRAVÁMENES. Durante la pandemia, 83 superricos del globo terráqueo copiaron a Robin Hood. Abogaron por una mayor presión fiscal y por desprenderse de hasta un 90% de su patrimonio, como una especie de tasa solidaria.
El 14 de junio de 2020, “Multimillonarios por la humanidad”, firmaron una carta en la que solicitaron a sus gobiernos que les subieran, “inmediatamente, sustancialmente, permanentemente”, los impuestos para contribuir en la factura de los nuevos programas gubernamentales destinados a reactivar la economía tras la Covid-19.
En Finlandia, comprometerse con una gorda tasa impositiva hace felices a sus ciudadanos, que pagan entre 10, 14 y 24% del IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido), y reclaman que las exenciones sean aumentadas.
El 80% dice sentirse contento desembolsando para el fisco, el 96% que se trata de un deber cívico y el 98% que es importante para el bienestar. Los “millonarios patrióticos” también piden que les incrementen los tributos, para garantizar la cohesión social, la seguridad y la tranquilidad.
Con la recaudación tributaria, los finlandeses disfrutan de servicios de sanidad, maternidad, educativos, viviendas, seguridad social y períodos de vulnerabilidades, accidentes laborales, seguro de desempleo, transporte, cultural y almuerzos en restaurantes.
Las cargas fiscales financian servicios sociales más amplios, con calidad y gratuidad. Según World Happínes Report, Finlandia ocupa el primer lugar de felicidad mundial.
Suecia. Adquiere renombre por el auge de los superricos, la igualdad social y los altos impuestos, que costean un consistente estado de bienestar. Las economías de esta nación y otras nórdicas descuellan por ser las más innovadoras y punteras de Europa.
Los países nórdicos se sitúan en espacios preeminentes en distintos renglones. En la cortedad de la corrupción, en el 2023 Dinamarca lideró en el puesto número 1, Finlandia en el 2, Noruega en el 4, Suecia en el 6 e Islandia en el 19.
La República Dominicana ocupaba el sitio 108 de 180 naciones. Igualmente, en el 2023 se colocaron en los primeros lugares en paz global, lo mismo que en el índice de capital humano (mercado laboral). La RD escaló el número 82, en vez del 93.