Por: Juan Pérez
Señor Presidente, es hora de sacar la escoba y hacer limpieza. Su gabinete lo está envejeciendo a un ritmo alarmante, y su segundo gobierno, que apenas lleva tres meses, ya está mostrando señales claras de descomposición y vetustez. ¿De verdad no se da cuenta de que, si sigue por este mismo camino y con estos mismos ministros y funcionarios, su gobierno acabará en el basurero de la historia? Y lo peor es que, cuando eso ocurra, la cuenta le será imposible de pagar. No representa ni está sintonizado con el sentir de un pueblo que está hartísimo de que lo tomen por tonto, de que lo engañen una y otra vez los presidentes con sus promesas incumplidas.
Cada vez que esa «asociación de ineptos» toma decisiones, el pueblo lo nota, lo sufre y lo grita (No olvide lo sucedido con la Reforma fiscal).
El costo de la desidia política de su equipo será alto, y si no actúa rápido, quedará marcado como el presidente que no supo escuchar ni responder a su gente. No es un problema de falta de tiempo, sino de falta de acción, de carácter y dirección. Y lo peor, Presidente, es que usted está caminando sobre una cuerda floja, confiando en un grupo de personas que cada día lo están hundiendo.
Este país, Señor Presidente, no es un pueblo pendejo ni dormido. Es un pueblo paciente, prudente, que sabe esperar el momento adecuado para actuar. Pero también es un pueblo que, cuando se siente traicionado o ignorado, se sabe levantar con furia. Y ese momento de seguir como va su gobierno estará cerca.
No espere que las encuestas le den una respuesta. Aunque muchas veces son manipuladas, los resultados que arrojarán serán nefastos para usted, para su gobierno y, especialmente, para el PRM.
Los números reflejaran lo que la gente siente, y si no actúa pronto, esos números se convertirán en una sentencia que será difícil de revertir para usted como presidente a partir del próximo año. Las encuestas, aunque a veces distorsionadas, ya están mostrando la creciente desaprobación. Y si se sigue guiando por ellas sin hacer un cambio real en su estrategia, podría estar firmando su propio fracaso.
Señor Presidente, desde el inicio de su segundo cuatrienio, usted mismo decidió reducir su poder con la reforma a la Constitución. Fue un acto valiente, sí, pero también debe ser un recordatorio de que ya no está atado a los mismos funcionarios del pasado gobierno.
Ahora, más que nunca, es el momento de liberarse de esas viejas ataduras y pensar, sin temor, en lo mejor para el país y relanzar su gobierno, que aún le quedan tres años y 9 meses.
El pueblo está esperando un cambio real, no palabras vacías. Y es por eso que le hago un llamado a que no se preocupe, ni por las presiones de quienes lo han llevado a este punto de desgaste.
Ponga su corazón en lo que piensa la mayoría, escuche a los que realmente lo apoyan, que es su pueblo, que desea ver cumplidas sus promesas en campaña y trabaje para las personas que lo eligieron con esperanza.
Lo que está en juego es más que su gobierno; es el futuro de su administración y la estabilidad política del país.
Debe poner atención a las señales antes de que sea demasiado tarde. Cada día que pasa con estos ministros y este equipo de trabajo es un día que se pierde. Está en sus manos evitar que su gobierno siga convirtiendo se en un desastre. No siga confiando en los mismos que lo rodean, porque, al final, solo usted será quien pague las consecuencias.
El abismo está cerca, y hay tiempo para dar marcha atrás, pero ese tiempo se va agotando rápidamente.
Presidente Luis Abinader, es momento de actuar, antes de que sea muy tarde.