Ante los últimos actos de violencia, en Haití provocada por bandas criminales, que han dejado un saldo de decenas de muertos en esa nación, legisladores externaron este martes su preocupación por la gravedad de la situación.
Los senadores Ramón Rogelio Genao, Guillermo Lama y Moisés Ayala Pérez coincidieron en que se hace urgente que se le busque una urgente solución al escenario de esa nación debido a que también puede poner en riesgo la seguridad de este país.
De acuerdo al senador del Partido Reformista Social Cristiano, Ramón Rogelio Genao, no entiende qué está pensando la comunidad internacional, al tiempo que sostiene que hace demasiado tiempo que debió de haber una intervención militar.
“Señores, lo que está pasando es dantesco, sin explicación y sin justificación. Ustedes saben que, por temas de superstición, acribillar a 180 seres humanos.”apuntó.
De su lado, el senador deBarahona Moisés Ayala Pérez, declaró: “No es solo un tema de que las bandas puedan llegar a la República Dominicana, ya que somos un país fronterizo con el país haitiano, sino que es algo que ni sé cómo nombrar lo que está sucediendo allá”.
En tanto que el senador por Bahoruco Guillermo Lama, tras expresar su preocupación consideró que se hace necesario que el Estado Dominicano siga su tarea de reforzar la frontera para evitar cualquier situación lamentable.
La violencia alcanzó un nivel inhumano entre el mar, la terminal portuaria y el siniestro Fuerte Dimanche, en un barrio empobrecido de Cité Soleil, donde el Gobierno ha perdido, por completo, el control, cuando Micanor Altès, líder de la banda criminal “Viv Ansanm”, desató una masacre sin precedentes en la comunidad.
Los informes preliminares hablan de más de cien muertes, aunque la cifra real podría ser aún mayor. Micanor Altès, conocido como “Wa Mikanò”, acusó a los habitantes, en su mayoría ancianos, de haber hechizado a su hijo, lo que desató una caza de brujas sangrienta.
Según testigos y fuentes locales, más de 180 personas fueron asesinadas, muchas de ellas a machetazos, y sus cuerpos arrojados al mar o quemados en las mismas calles. Las víctimas eran en su mayoría ancianos indefensos que llevaban años residiendo en el muelle.
