Las Empresas Distribuidoras de Electricidad (EDEs) han visto incrementar de manera alarmante los costos provocados por los paneles solares, hasta situar su déficit anual en alrededor de US$ 100 millones. El autoconsumo, el no cobro por potencia a los usuarios con paneles y el régimen de medición neta usado hasta ahora son algunos de los factores que provocan estas abrumadoras pérdidas.
La inequidad del sistema tarifario en el sector de generación distribuida ya fue señal de alerta para las EDE’s en 2019, cuando la propia Edesur , en un informe presentado en el marco del proyecto Transición Energética liderado por la GIZ, situó en US$ 23 millones el déficit generado ese año para las distribuidoras. Desde entonces, el impacto negativo ha ido aumentando exponencialmente, hasta multiplicarse por más de 4 desde entonces y alcanzar los US$ 100 millones actuales.
En esta misma línea se ha pronunciado en diversas ocasiones el presidente ejecutivo del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED) y vicepresidente ejecutivo de la empresa de generación Punta Catalina, Celso Marranzini, abogando por modificar el esquema tarifario actual para que la energía que los usuarios de paneles solares producen y venden a las Edes sea alrededor de un 20% inferior al precio que la adquieren. De esta forma se dejaría de distorsionar el mercado porque el kilovatio hora producido por un panel solar no cuesta igual que el que inyecta la distribuidora en la red.
El progresivo aumento del mercado de energías renovables se ha visto reflejado en la instalación de paneles solares y MW. Así, en el periodo 2018-2022 el número de clientes de generación distribuida, en su amplia mayoría fotovoltaicos (paneles solares), creció en 8,800, casi 1,800 por año. En ese mismo periodo, se instalaron 224 MW, casi un 70% de la capacidad instalada actual, un promedio de 45 MW por año, lo que supone una tasa de crecimiento promedio anual de casi 40%.
El déficit actual es fruto de un modelo tarifario donde los usuarios con paneles solares son compensados por la energía que inyectan a la red al mismo precio que pagan por la energía consumida, sin incluir los costos operativos y de mantenimiento de la red. Esto genera pérdidas para las distribuidoras, que deben garantizar el suministro eléctrico de respaldo cuando la producción solar no es suficiente, como en horas nocturnas o días nublados.
Además, las EDE continúan asumiendo gastos fijos significativos en infraestructura, como líneas de transmisión, transformadores y sistemas de distribución, aunque los ingresos disminuyen debido al menor consumo de los usuarios con generación propia.
Por otro lado, los costos de respaldo y las inversiones necesarias para garantizar calidad y continuidad en el servicio no son compensados en el esquema actual. La red eléctrica asume costos operativos que no cubren los usuarios con paneles, generando una carga adicional sobre el resto de los consumidores. Este escenario evidencia la necesidad de revisar el esquema de compensación para garantizar la sostenibilidad financiera del sector eléctrico, distribuyendo los costos de manera más equitativa entre todos los usuarios.