Vivimos tiempos donde lo primero que se escucha suele aceptarse como verdad. Algunos comunicadores han aprendido a aprovechar eso, fabricando relatos que distorsionan los hechos.
Ahora, quienes pusieron en riesgo una marcha patriótica en Friusa —violando el orden y provocando tensiones— al observar los primeros reportes de prensa, pretenden presentarse como víctimas… y muchos les creen. ¿Y los que sí actuaron con responsabilidad? ¿Ahora son los malos? Qué conveniente.
Sí, hubo ciudadanos con intenciones nobles. Pero al ligarse con agitadores, su buena fe fue arrastrada. Terminaron, sin notarlo, jugando al revés: como ratones cazando al gato.
La patria se defiende con firmeza, pero también con sensatez. Nada se gana sembrando caos ni debilitando las instituciones. Defender la soberanía exige actuar con dignidad, verdad y responsabilidad.