La mayoría de quienes han optado por el sistema lo consideran «salvar una vida» y su uso es cada vez más popular en Estados Unidos.
«La adopción de embriones», como se conoce comúnmente, es cada vez más popular en EE.UU., sobre todo en clínicas cristianas, donde los futuros padres muchas veces deben estar casados y ser heterosexuales para acceder al tratamiento.
Cuando Jennifer y Aaron Wilson descubrieron que ella no podía quedar embarazada, sabían exactamente lo que querían hacer.
La pareja de Carolina del Norte tenía la opción de comenzar un proceso de fertilización in vitro (FIV), en el que óvulos maduros de la madre son fertilizados con esperma del padre en un laboratorio.
También contaban con la alternativa de adoptar un niño.
Pero optaron por una tercera vía. Recurrieron a una clínica de fertilidad cristiana en Knoxville, Tennessee, que se comprometió a ayudarles a «adoptar» un embrión.
Más de 600.000 embriones se encuentran actualmente almacenados congelados en EE.UU., la mayoría de ellos esperan ser utilizados por sus «padres» la próxima vez que quieran tener un bebé.
Sin embargo, no todos estos embriones son necesarios y se estima que uno de cada 10 está disponible para la donación de embriones.
El Centro Nacional de Donación de Embriones (NEDC, según sus siglas en inglés), donde fueron Jennifer y Aaron, se encarga de recolectar los embriones que «sobran» luego de un proceso de FIV.
Para muchas parejas que se han sometido a la FIV, el futuro de los embriones congelados es un tema importante a considerar.
¿Deben ser los embriones mantenidos eternamente criopreservados o se pueden eliminar?
Si la pareja cree que la vida humana comienza en el momento de la concepción, este puede ser un dilema moral importante, similar al que se enfrentan las parejas provida que buscan un tratamiento de fertilidad.
¿Van a intentar la FIV y sumar más embriones a la lista de los que esperan congelados en nitrógeno o es mejor «adoptar» un embrión congelado?
Creemos que la Biblia tiene varios pasajes que hablan sobre el hecho de que la vida comienza en la fecundación»
Aaron Wilson
«Creemos que la Biblia tiene varios pasajes que hablan sobre el hecho de que la vida comienza en la fecundación», dice Aaron.
«Para nosotros, optar por la FIV, como cristianos, era engendrar un montón de niños. ¿Cómo nos haríamos cargo de eso? ¿Cómo cuidamos esas vidas?».
Un procedimiento incómodo, pero rápido
En noviembre de 2010, Jennifer Wilson quedó embarazada de gemelos, con embriones donados, en la pequeña clínica del NEDC. Abel y Belle acaban de cumplir 5 años.
Y regresaron recientemente al centro con la esperanza de agrandar la familia.
Sentada en una cama de hospital del NEDC, Jennifer recibió tres fotos de embriones donados que habían sido cuidadosamente descongelados y estaban listos para ser transferidos a su vientre.
«El procedimiento no es cómodo, pero es rápido», cuenta Jennifer.
Aaron esperó fuera mientras su esposa fue llevada a la sala de procedimientos. Nuevamente acostada en la camilla ginecológica, Jennifer vio a través de una ecografía cómo el doctor Jeffrey Keenan, presidente del NEDC introducía un catéter para insertar los tres grupos de células en su útero.
Fue cuestión de minutos. Ahora a Jennifer y Aaron les toca esperar para saber si alguno de los embriones se convertirá en feto y luego, con un poco de suerte, en un bebé.
Aparte de su raza, la pareja no sabe mucho sobre el potencial bebé.
Los embriones no venían de los mismos padres genéticos, como Abel y Belle, y los Wilson optaron por no tener ningún contacto con ellos. Lo único que sabían era el estado en que vivían.
Pero la experiencia varía según la familia.
Ni madres solteras ni gays
Andy y Shannon Weber, de Alabama, tuvieron dos hijos, ahora de 8 y 5 años, y quisieron donar sus embriones sobrantes.
«Nuestra creencia es que la vida comienza en la concepción y los pequeños embriones, que son la vida humana, son más que un par de células juntas», comenta Andy.
«Sin duda no podríamos destruirlos o dejarlos en criopreservación para siempre».
Pero él y su esposa también estaban interesados en buscar una «familia cristiana buena y sólida».
«Queríamos una pareja casada. Un hombre y una mujer de verdad. No queremos un solo padre o cualquier tipo de estilo de vida alternativa», dice Andy.
«De ninguna manera nos importa la raza o el origen étnico. Sólo queríamos que los embriones vayan a un buen hogar».
A diferencia de Reino Unido, donde la ley obliga a las clínicas a tratar a sus pacientes de manera igualitaria, los centros médicos en EE.UU. pueden ayudar a los donantes a seleccionar los padres de sus embriones, basados en criterios de raza, sexualidad y religión.
Los Weber tuvieron conversaciones por Skype con los candidatos a adoptar sus embriones antes de decidir qué familia cumplía con todos los requisitos. Finalmente escogieron a Amber y Jerry Lacey, una pareja que ahora tiene un niño de 1 año llamado Sawyer. Las dos familias pasaron juntas el último Día de Acción de Gracias, una de las principales fiestas estadounidenses.
Sus niños «los ven como tío, tía y primos», dice Andy. Él y su esposa no les han dicho a sus dos hijos que ese «primo» es, de hecho, su pariente genético. «Esperaremos hasta que puedan asimilar la idea».
Desde 2002, el gobierno de Estados Unidos ha donado entre US$1 millón y US$4 millones cada año a organizaciones que promueven la conciencia de la donación de embriones y su «adopción». El propio sitio web del gobierno utiliza este término.
El NEDC, a través del cual han nacido cerca de 600 bebés de embriones donados, ha sido uno de los principales receptores de estos fondos.
A pesar de que el uso de embriones donados sigue siendo mucho menos común que el uso de esperma u óvulos donados, la popularidad de este tratamiento se ha duplicado en los últimos 10 años, impulsado en gran parte por los grupos pro vida cristianos y conservadores.
Pero, ¿por qué bancos como el NEDC no aceptan parejas del mismo sexo o mujeres solteras para adoptar embriones donados?
«Hay mucha gente que piensa: ‘Tener un hijo es mi derecho’, pero yo no lo veo así. El hecho de que podamos hacer algo desde el punto de vista médico no significa que sea correcto hacerlo», explica el doctor Jeffery Keenan del NEDC.
Sin embargo, otros expertos en fertilidad no están de acuerdo con el enfoque del centro.
«No creo que aquí en EE.UU. debamos permitir que estas organizaciones tomen la decisión de quien puede convertirse en padre y quien no», opina Barbara Collura, responsable de Resolve, la Asociación Nacional de Infertilidad.
La tasa de éxito varía, pero aproximadamente el 36% de la implantación de embriones donados resulta en nacimientos vivos en EE.UU.
Los embriones pueden sobrevivir congelados en nitrógeno líquido durante un período indefinido de tiempo. Han nacido bebés de embriones congelados hace más de 20 años
El precio medio de un ciclo de FIV en EE.UU. es US$12.400, según la ASRM, mientras que los costos de adopción van entre US$20.000 y US$35.000
Las donaciones de embriones no son pagadas, pero algunos gastos pueden ser reembolsados
Como la donación de embriones es considerada una transferencia de bienes y derechos según la ley de EE.UU., donantes y receptores disponen de asistencia de Resolve si necesitan representación legal.
Owen Davis, presidente de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM), advierte que las organizaciones que rechazan realizar el tratamiento a mujeres solteras o parejas del mismo sexo pueden recibir demandas por discriminación.
«Las sociedades médicas sin duda sienten que no se debe discriminar por orientación sexual, religión o estado civil una práctica médica», dice.
¿Un puñado de células o una vida humana?
Davis también está preocupado por el lenguaje que retrata al embrión como una «vida humana», en lugar de un grupo de células.
«La terminología es muy importante», dice Davis. «Estos embriones congelados no pueden sobrevivir fuera del cuerpo. Sus células no se han diferenciado, ni convertido en feto ni mucho menos gestado y nacido».
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La atribución de «personalidad» a embriones donados tiene implicaciones «peligrosas», tanto para el derecho al aborto como para otras formas de tratamiento de fertilización, dice Barbara Collura.
«Si los embriones son vistos son un ser humano, ¿significa que la destrucción o el abandono de ellos después de la fecundación in vitro es un homicidio?», pregunta.
De hecho, tanto en la fecundación in vitro y la donación de embriones implican una posibilidad de que un cierto número de embriones muera. Esa es la razón detrás de que la Iglesia católica se oponga a su uso.
Pero aunque los Weber consideran los embriones como vidas humanas -y hay registros de otros como ellos que han hecho funerales para embriones eliminados- no describen la destrucción de un embrión como «homicidio»
«No sé», dice Andy. «Supongo que es una pregunta que sólo nuestro Dios puede contestar».
Jennifer y Aaron saben muy bien que no hay garantía de que un embrión donado se convierta en un bebé.
Sus pruebas de embarazo después de la última ronda de tratamiento salieron negativas.
Ya no pueden volver a optar a embriones del NEDC, ya que realizaron el máximo de tres ciclos de tratamiento sin éxito, así que su esperanza de tener bebés a través de la donación de embriones se ha agotado.
Jennifer dice que el resultado final fue una «triste», tras unos «duros» seis años de intentos. Pero asegura que siente que su «misión» de salvar embriones congelados ha sido cumplida.
«Incluso si los perdemos, creemos que esas vidas están con el Señor en el cielo, y eso es mejor que la crioconservación», asegura.
Y a pesar de la pérdida, Jennifer y Aaron tienen lo que muchos otros en el mismo camino aún no consiguen: dos niños sanos.
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LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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