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Meditabundo: Amar en templanza

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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La vida nos ha enseñado que todo hombre ha de enfrentar peligros, abandonar su propia persona con sus propios planes cuando se encuentra en situaciones sin salida, para ponerse en las manos amorosas de Dios. Estamos convencidos que esa presencia garantiza que nuestra vida tendrá esto, aunque se repitan los momentos, situaciones que hacen esperar más el fracaso que la victoria. Sabemos que es difícil saber discernir el orden que gire en todas las cosas; pero, si escuchamos a Dios escuchamos la clave.
 
Durante los 15 años consecutivos como director y maestro de la Academia Naval, apliqué  el siguiente sistema: Siempre necesité a Dios. Con mi sola razón no podía, necesitaba la conexión con la fuente interior, fuente de la inspiración y la creatividad. Dios me impulsaba la razón, movía los recursos de la conciencia interior de este ser. Aprendimos a no mirar solo las apariencias, no me detenía a calcular y organizar. Aprovechaba el potencial interior de mi alma que me comunicaba con Dios. Me llevaba de las sugerencias interiores más fructíferas para el trabajo, la rutina de la vida que las reflexiones puramente reacciones. A esto lo llamo: La fe de escuchar a Dios.
 
En la vida, ya separado de los deberes militares navales, sencillo y humilde ciudadano, que nuestros males necesitan hombres sin ataduras, libre de grupos absorbentes para luchar, amar en libertad por la vida sana de todos los hermanos dominicanos.
 
Hay notable ausencia de interés por la espiritualidad, domina el enfermo deseo, interés egoísta de adquirir, sumar riquezas. Urge aplicar la enseñanza estoica del combate espiritual, de lucha contra las pasiones. Es también un combate hacia afuera, confrontación con los retos de la vida.
 
Es frecuente el ver personas que están en el poder político que tienen que hacer pequeños a los demás para poder crecer en su propia grandeza. Las acciones de tales personas quedan impregnadas de manipulaciones y vilezas. Otros muestran estar como eternos adolescentes, en la imagen del hombre que no se compromete.
Estoy buscando respuestas a constantes interrogantes. He comprendido como ciudadano que lo que nos hace entregarnos es el amor al deber de amar.
 
Nuestro invitado de hoy: Tacito. “La fuerza del terror ha extinguido totalmente el sentido de la confraternidad humana con el auge de la crueldad la piedad ha quedado relegada”.
 
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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