Nuestra Historia tiene la verdad, ninguna nación podrá jamás apartarse del abismo. Se ha sufrido tiranías asesinas. Hoy, la institucionalizada corrupción que aplasta la Constitución y leyes. Sistema de intereses económicos, alejados de la democracia. Dramático derrotero de la historia humana dominicana.
Ciertos políticos no comprenden que esta República Dominicana está por encima de todos los políticos y no políticos.
La economía, ciencia de las miserias humanas, no es lo principal. Lo supremo, eterno, sagrado, es la soberanía nacional, salud, educación, seguridad y justicia. Cimentadas en la dignidad de ser dominicano. Amamos continuar y ver la actuación de la Doctrina Duartiana. Muy vivo está Duarte cuando nos dice: “Por desesperada que sea la causa de mi patria, siempre será la causa del honor y siempre estaré dispuesto a honrar su enseña con mi sangre”. La haitianización y males sociales reclaman darle verdad al: Decálogo Duartiano.
1- Amar a tu patria con amor invariable y entrega total
2- Ten fe en tu pueblo y en su destino
3- Jamás permitas que ninguna porción de su territorio sea cedida a alguna nación extranjera
4- Respeta la Ley y mírala como la reguladora de las relaciones sociales
5- Considera a la política como una de las más nobles actividades humanas. Ejércela con desinterés económico, justicia y patriotismo
6- Considera a la libertad como lo más preciado de la vida
7- Lucha por la unión de todos los dominicanos, sin tomar en cuenta la clase a que pertenezcan
8- Considera a la justicia como el primer deber del hombre y el fundamento de la felicidad social
9- Lucha por una sociedad libre de privilegios políticos o económicos que se opongan a la unión armoniosa de todas las clases sociales
10- Considera a Dios, a la libertad y a la patria como los supremos intereses del pueblo dominicano
Dominicano ¿cómo te sientes?
Nuestro invitado de hoy, Jacinto Benavente: «La felicidad viene con la siembra no con la cosecha”.
¿Por qué no aplicar la siembra fructífera Duartiana? Se es patriotero. No se ama ni a sí mismo.
Meditabundo: Vivir la Doctrina Duartiana
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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