(HealthDay News).- Los niños que son alérgicos a la leche de vaca podrían tener unos huesos más débiles que los niños con alergias a otros alimentos, sugiere un estudio de tamaño reducido.
La alergia a la leche de vaca es la alergia a un alimento más común en la niñez en Estados Unidos, y afecta a hasta un tres por ciento de los niños, apuntaron los investigadores. El tratamiento principal es la eliminación de la leche de vaca y los lácteos, que son fuentes importantes del calcio que los niños necesitan para construir unos huesos fuertes.
Este nuevo estudio detectó una densidad ósea baja en un 6 por ciento de los 56 niños con una alergia a largo plazo a la leche.
«Los niños prepúberes con alergia persistente a la leche de vaca tienen una densidad mineral ósea y una ingesta de calcio más bajas en comparación con los niños de una edad similar con alergias a alimentos distintos de la leche de vaca», apuntó la coautora del estudio, Genevieve Mailhot, profesora asociada del Centro de Investigación CHU Sainte-Justine de la Universidad de Montreal.
Los hallazgos del estudio no muestran una relación causal directa entre la alergia a la leche y una densidad ósea baja.
Y la diferencia en la densidad ósea observada en el estudio no fue suficientemente significativa, en promedio, como para preocuparse sobre las fracturas, dijo un experto pediátrico que no participó en la investigación. Pero los hallazgos ameritan atención, añadió.
La mayoría de los niños con alergia a la leche de vaca (hasta un 87 por ciento) la han superado cuando cumplen unos tres años. Pero informes recientes encuentran que persiste en alrededor de un 15 por ciento de los afectados hasta la adolescencia, anotaron los autores del estudio.
La alergia a la leche de vaca de larga duración en los adultos se ha vinculado con una reducción en la densidad ósea. Pero los niños con la alergia no se han estudiado mucho, dijeron los autores.
Para el estudio, reclutaron a 81 niños en etapa prepuberal con alergias a los alimentos. 52 tenían alergia a la leche de vaca, mientras que 29 tenían alergias a otros alimentos. La edad promedio de los niños se acercaba a los 7 años.
Los investigadores midieron la densidad mineral ósea de los niños mediante análisis estándar. También tomaron muestras de sangre para evaluar los niveles de vitamina D, que es esencial para la salud de los huesos. Además, registraron la ingesta de calcio y vitamina D, y siguieron el cumplimiento en aquellos a quienes se aconsejó tomar complementos.
Aunque se encontró una densidad mineral ósea en un 6 por ciento de los que tenían alergias a la leche de vaca, ninguno de los del otro grupo tenía una densidad ósea baja, apuntaron los investigadores.
Los niños con alergias a la leche de vaca también tenían una ingesta promedio de calcio más baja, de 930 miligramos (mg) al día, en comparación con 1,435 mg en el otro grupo. La ingesta diaria recomendada es de 1,000 mg. La ingesta de vitamina D en ambos grupos estaba muy por debajo de las 600 unidades internacionales (UI) recomendadas al día.
Pocos de los que tenían alergias a la leche de vaca tomaban complementos: un 37 por ciento tomaban calcio, y un 44 por ciento tomaban vitamina D. Pero los que sí tomaban un complemento lo hacían, en promedio, más de cinco veces por semana, lo que se consideró como un buen cumplimiento, según el estudio.
El estudio aparece en la edición en línea del 20 de abril de la revista Pediatrics.
Los hallazgos no son sorprendentes, según el Dr. Luis González Mendoza, director de endocrinología pediátrica del Hospital Pediátrico Nicklaus, en Miami, que no participó en el estudio.
Investigaciones anteriores han mostrado que los niños que no alcanzan el máximo de masa ósea tienen un riesgo más alto de osteoporosis, una enfermedad en que los huesos se desgastan, más adelante en la vida, anotaron los autores del estudio.
Pero González Mendoza dijo que la diferencia en la densidad ósea observada en este estudio no fue suficientemente grande, en promedio, como para preocuparse sobre las fracturas.
Pero el hallazgo amerita atención y observación, añadió. Los padres y los pediatras deben estar conscientes de que existe la posibilidad de que tengan una densidad mineral ósea baja, y «probablemente tengan observar cómo estos niños obtienen calcio», planteó.
Los pediatras que recetan complementos también deben enfatizar su importancia, dijo.
¿Qué se puede hacer si un niño es alérgico a la leche de vaca?
«Los padres deben animar la ingesta de fuentes alternativas de calcio en la dieta de sus hijos», dijo Mailhot, sugiriendo las leches de soya, almendra o arroz y el jugo de naranja fortificado con calcio.
Los padres también pueden pedir a un dietista que evalúe la dieta de su hijo, y averiguar cómo aumentar la ingesta de calcio y vitamina D, señaló. Si está indicado, también se pueden pensar en un escáner de la densidad ósea, dijo.
La alergia a la leche de vaca en la niñez podría conducir a unos huesos más débiles
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