Los hechos son el retrato nítido, natural, sin retoques de los que el dinero compra la calificación de líder. Líder fue el eterno Juan Pablo Duarte cuya doctrina es la entrega de la vida por el bienestar del dominicano.
Vemos multimillonarios los de los partidos de intereses económicos que han institucionalizado el peculado, violación al artículo 146 de la Constitución. Solo ver el caso vergonzoso del “funesto barrilito” como lo nombra el periodista doctor Rafael Molina Morillo.
Las acusaciones con pruebas que son inaceptables por los del mismo clan que se acomodan frente al Cristo de la justicia, dando fuerza para continuar la ambición desmedida, implacable, con íntimos impulsos a la acción perversa contra el pueblo llano.
Las protestas contra la corrupción nos presentan la necesidad de la muerte cívica y la muerte política. Es el sello que vemos en el rostro de las declaraciones de bienes. Para una justa, concisa y precisa ilustración abrimos el cuaderno de bitácoras con temas de la política. Muerte civil: condición jurídica en que quedaban los individuos a quienes se les privaba como parte de una condena por la comisión de un delito de todo derecho a intervenir en las actividades de una sociedad. Esta institución desapareció en el siglo XIX. Muerte política: condición en que queda una persona que por decisión de la autoridad es despojada de todos sus derechos políticos, y queda por tanto, privada de participación en los procesos políticos de su propio Estado. Esta medida se está generalizando en varios países suramericanos.
El tiempo, juez de la justicia ciudadana, dará vida a estas necesarias sentencias. Los atropellos, robo y las violaciones de los derechos humanos tienen consecuencias con muy buena memoria.
Vale repetir, siempre, siempre: Duarte vive. Es el camino de la nacionalidad, solidaridad y bienestar de todos los dominicanos. Esta es la república de: Dios – Patria y Libertad. No la de los partidos políticos de intereses económicos.
Nuestro invitado de hoy. Cicerón: “El propósito de la justicia es dar a cada quien lo debido”.
El consejero del príncipe. Maquiavelo: “En un gobierno bien constituido las leyes se ordenan según el bien público y no según las ambiciones de uno pocos”.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.
Meditabundo: Las sentencias del pueblo
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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