Más allá del significado histórico de la fecha, cada 8 de marzo representa reflexión, análisis y pensar en lo que falta aún por recorrer para conmemorar el Día Internacional de la Mujer con resultados que satisfagan a la sociedad dominicana toda.
Hablamos de bajas tasas de mortalidad materna e infantil; de haber reducido el índice de deserción de adolescentes en las escuelas debido a embarazos no deseados; de cero mujeres muertas a manos de sus actuales o exparejas, de la protección en los hogares de niños y niñas, quienes también padecen a grado sumo la violencia de género y son manipulados en ese sentido.
Cuando de todo esto podamos hablar como historia pasada; irrepetible, donde los estereotipos de género ya fueron borrados por la familia y la sociedad, y las mujeres aprendieron a reconocerse y a creer más en sí mismas, y su figura no devenga poste o anuncio sexual y las campañas políticas las respeten y las propongan en igualdad de condiciones, entonces habrá un 8 de marzo que honre sus obras y las de aquellas, las que hicieron posible el presente, a todas las cuales se les debe erradicar esas brechas que marcan este presente e imponen esa necesidad de que los gobiernos propicien una mayor participación política, al amparo de los principios de igualdad y no discriminación de las mujeres, derecho humano que debe ser reconocido en una sociedad democrática, representativa, participativa e inclusiva.
Ocho de marzo
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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