La República Dominicana debe tener sumo cuidado y revocar la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional que quita la nacionalidad a dominicanos de ascendencia haitiana. La debacle contra los judíos comenzó cuando los tribunales alemanes comenzaron a quitar la nacionalidad a los hebreos, aunque tenían generaciones y generaciones viviendo en ese país.
Son penosos los abusos, el desprecio de las autoridades dominicanas a los haitianos por su color. Los militares cobran peajes para dejarlos pasar por la frontera, los explotan con salarios míseros; y después, para complacer los nacionalistas entre comillas, hacen redadas, los montan en una jaula (guagua cubierta de barrotes como una cárcel) deportándolos a su país. He presenciado varios operativos y me llama la atención que muchas veces detienen a dominicanos negros pensando que son haitianos. La redada iba toda la avenida Jacobo Majluta. Frente a la estación de venta de combustibles Texaco, a la entrada del sector Los Guaricanos, estaban tres dominicanos negros arreglando un carro averiado. Fueron detenidos y tuvieron que mostrar documentos de identidad. Los insultos no faltaron. Otra unidad de migración detuvo a varios dominicanos negros frente a la sede de Aduanas, en la avenida Abraham Lincoln.
El pasado lunes me encontré a varios amigos haciendo una colecta para llevar a un adolecente haitiano (casi no habla español) al hospital traumatológico Darío Contreras porque un carro lo chocó y lo dejó abandonado. Tenía el hueso de la pierna derecha desencajado. En su pobre español y llorando, me dijo que un agente de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet), dejó que el vehículo se fuera y no llamó al centro de emergencias 9-1-1, porque “los haitianos no son gente”.
Por las constantes intimidaciones en la opinión pública, vomitando odio racial contra los haitianos, homosexuales, no hay duda que en el país hay una réplica (copia fiel) del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, cuya abreviatura era “nazi”. La última hazaña del “Partido Nazi Dominicano” fue impedir, bajo amenaza que turbas con palos y piedras irrumpieran en el acto de entrega del Premio Internacional de Literatura Pedro Henríquez Ureña al escritor Mario Vargas Llosa.
El gobierno dominicano que espere las consecuencias negativas de lo que vendrá en su contra en la comunidad internacional. Después de anunciar la condecoración, se dejó intimidar por el fanatismo, intolerancia, la censura nazi y declaró que fue “una imprudencia premiar” al literato. Mostró cobardía, genuflexión, poco carácter.
Me horrorizó la violencia verbal de los voceros del nazismo llamando al pueblo a ponerse en pie de guerra para defender “la amenaza a la soberanía”, la “injerencia” de Vargas Llosa. Ja.ja.ja.ja. Al final me causó risa. Una de las voceras nazi es la hermana de mi amiga, Naya Despradel, doña Consuelo Despradel, que habló de usar la violencia para desbaratar el evento, “jondear piedras” a Vargas Llosa, al ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez. “No se lo vas a poder entregar, a ese hijo de la gran puta, no se lo vas a entregar”, gritó Consuelo en su programa de televisión a Rodríguez. Vinicio Castillo amenazó que si se hace el acto en el país no quedará un solo tomate o huevos podridos porque todos serán lanzados sobre el galardonado y los organizadores del evento.
La violencia contra los haitianos y los defensores de los Derechos Humanos, como Vargas Llosa, me hace recrear algunas escenas históricas de los blancos en Sudáfrica (el régimen de Apartheid) agrediendo los negros o alemanes cazando judíos como animales salvajes. Me llamó la atención la terrorífica “Noche de los Cristales Rotos”. Ocurrió luego de un proceso de agitación en los medios de comunicación, como el que se vive aquí a cada rato contra los haitianos. Una noche miembros del partido nazi salieron a agredir israelitas, romper sinagogas, asaltar casas y los negocios propiedad de judíos. Creó una gran conmoción mundial.
El detonante de la violencia fue un incidente el 9 de noviembre de 1938 en que un judío disparó en la embajada de París, Francia, a un diplomático alemán, Ernst von Rath. Igual que como ocurre en República Dominicana cuando hay riñas entre haitianos y dominicanos, la prensa realizó un proceso de incitación brutal a la violencia. Ya en 1933 comenzaron a quemar en hogueras públicas los libros de escritores, intelectuales judíos. En tono irónico Sigmund Freud dijo que las cosas habían cambiado mucho porque los inquisidores de la Edad Media lo hubiesen quemado a él, pero que ahora solo incineraron sus libros.
El “Partido Nazi” acorraló al gobierno de Danilo
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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