Días hermosos y claros estos de enero, cuando 2016 se abre paso y con él, quedando atrás los cantos navideños y las celebraciones en familia, toca el turno a los pequeños de la casa- otra vez-, porque se supone que ya Santa Claus pasó por algunos de los hogares, dejando sus regalos en los regazos de los arbolitos de navidad. Ahora corresponde el turno a los tres Reyes Magos, esos que siguieron una estrella para llegar, pese a todas las dificultades, junto al niño rey y otorgarle sus obsequios al hijo de Dios.
Pero aunque en muchos hogares dominicanos la alegría colma los pechos y se expande la risa y el regocijo de niñas y niños… Hay otros, aquellos donde ni Santa, ni los Reyes alcanzaron a llegar, que interrogan a sus padres con rostros sombríos, quizás recordando que tuvieron notas y comportamiento buenos y no pueden entender por qué se han quedado sin regalos y juguetes.
De todos modos, aún queda la esperanza de que llegue la Vieja Belén, esa ancianita legendaria que recorre los barrios pobres cargadita de juguetes y modestos regalos para quienes no pudieron ser visitados por sus antecesores. Todavía puede salvarse la esperanza y rescatar sonrisas, esas que convierten “el lodo en oro”.
Lo ideal sería que todas las familias, aún las más pobres, pudieran ver sonreír a los pequeños. Nunca como en estos días los altos precios, bajos ingresos y el desempleo duelen más y más…
Ojalá en estos días de enero, sea Santa, los tres Reyes, o la viejita Belén, no olviden el camino de los pequeños seres de este universo.
Santa, Reyes o Vieja Belén
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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