No se trata solo de las lágrimas que arrancó a su paso, hasta desde lo más profundos de corazones que no creían en eso de “llorar en público”. El Papa anduvo por los escondrijos de las almas y quizás algunos de los más significativos momentos de su pontificado tuvieron lugar en este paso por la Mayor de las Antillas y por esa gigantesca nación de los Estados Unidos de América, donde muchos coincidieron en que su labor puede catalogarse como un fenómeno mundial y donde afirmó sin preámbulos: “Nueva York es un lugar sostenido por la inmigración. Todos somos inmigrantes, aceptemos los inmigrantes. No alejemos la inmigración. Nos parece una fuente de fortaleza y no una debilidad”.
Y fue en la Misa en el Madison Square Garden, ante más de 20 000, donde su homilía recordó que “Vivir en una gran ciudad es algo bastante complejo: contexto pluricultural con grandes desafíos no fáciles de resolver. Las grandes ciudades son recuerdo de la riqueza que esconde nuestro mundo: la diversidad de culturas, tradiciones e historias. La variedad de lenguas, de vestidos, de alimentos. Las grandes ciudades se vuelven polos que parecen presentar la pluralidad de maneras que los seres humanos hemos encontrado de responder al sentido de la vida en las circunstancias donde nos encontrábamos. A su vez, las grandes ciudades esconden el rostro de tantos que parecen no tener ciudadanía o ser ciudadanos de segunda categoría. En las grandes ciudades, bajo el ruido del tránsito, bajo «el ritmo del cambio», quedan silenciados tantos rostros por no tener «derecho» a ciudadanía, no tener derecho a ser parte de la ciudad –los extranjeros, los hijos de estos (y no solo) que no logran la escolarización, los privados de seguro médico, los sin techo, los ancianos solos–, quedando al borde de nuestras calles, en nuestras veredas, en un anonimato ensordecedor. Se convierten en parte de un paisaje urbano que lentamente se va naturalizando ante nuestros ojos y especialmente en nuestro corazón”.
Mucho habrá que escribir de estos días, el papa Francisco dominará con su palabra y excepcional energía las portadas de los medios de comunicación; porque hablar y asumir posición política en temas tan complejos como el calentamiento global, la oposición a la pena de muerte, el llamado al control natal; el respeto por los homosexuales y su mediación política en los acercamientos históricos entre Cuba y EE.UU., sin olvidar la manifiesta crítica a: “Los organismos financieros internacionales, que han de velar por el desarrollo sustentable de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”; esto y más hará que el “fenómeno Francisco” permanezca por mucho tiempo…
El fenómeno “Francisco”
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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