Volkswagen empieza a depurar responsabilidades en su cabeza ejecutiva y en ese proceso caerá la cabeza de Michael Horn, el máximo responsable del fabricante de coches alemán para el mercado norteamericano. La última vez que el directivo apareció en público fue la tarde del lunes en Nueva York, en un evento para presentar la nueva versión del Passat. Ahí admitió que la compañía la había “cagado”.
La dimisión de Horn se anunciará previsiblemente este viernes, de acuerdo con varios medios financieros en Wall Street, que citan fuentes de la dirección de Volkswagen. Es raro ver a un ejecutivo hacer una declaración de disculpa tan rotunda como la que hizo Horn tres días después de que se acusara a la compañía de haber creado un sistema para de forma deliberada falsear los controles de las emisiones.
El ya bautizado como el DieselGate supone, además, un serio revés para la imagen de la compañía en Estados Unidos, un mercado que hasta ahora era clave para poder mantenerse como la empresa líder mundial en ventas de coches por delante de Toyota. De hecho, Volkswagen fue vista en sus comienzos en este mercado como una alternativa a los grandes símbolos del motor en Detroit.
“Hemos sido deshonestos con todos ustedes”, dijo Horn en el acto en Brooklyn, dirigiéndose al público que seguía la presentación mientras Lenny Kravitz trataba de animar el ambiente. El directivo de Volkswagen prometió que se encontrará una solución para arreglar los coches y empezar a “restaurar” la confianza”. “Pagaremos lo que tengamos que pagar”, concluyó en su intervención.
Volkswagen acaba de fichar los servicios del despacho de abogados que defendió a la petrolera BP por el vertido en el golfo de México, para hacer frente a las demandas. Los usuarios están recurriendo a las redes sociales para denunciar que se sienten engañados, porque compraron estos coches pensando que “no contaminaban tanto” como sus rivales de General Motors o Ford Motor, y que además recorrían más.
Preocupación también en los portales dedicados a la reventa de coches, porque el valor de los Jetta, Beetle, Golf, Passat y Audi A3 de cuatro cilindros se ha desplomado en el mercado de la segunda mano y muchos temen quedarse con ellos en los garajes. Y desconfianza hacia los reguladores, porque no entienden por qué las autoridades que certifican estos vehículos no detectaron el fraude.
Frustración también entre los concesionarios de coches en Estados Unidos por el impacto que puede tener el escándalo en las ventas de nuevos modelos de Volkswagen. Mike Jackson, consejero delegado de AutoNation, la mayor red del país, admite que sus empleados no están a la altura de responder de una manera convincente a los clientes.
Los vehículos afectados por la llamada a revisión son seguros, como indicó la agencia de protección del medioambiente el pasado viernes en su anuncio, pero todavía no hay una indicación clara desde Volkswagen sobre como se debe realizar la reparación. “Necesitamos respuestas para la semana que viene, no más tarde”, reclama Jackson.
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