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Virgen de las Mercedes o de Misericordia

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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A la Virgen de las Mercedes, o de la Merced, considerada Patrona de la nación dominicana, rinden tributo  este 24 de septiembre los hijos e hijas de esta tierra,  que ya han aprendido que la fe mueve las almas, las impulsa y congrega. Esto es lo que sucede en  la provincia de la Vega, a cuyo Santo Cerro llegan hombres y mujeres para honrar a la madrecita,  cuyo título mariano se razona cercano a la fundación de la Orden religiosa de los mercedarios, aquel 10 de agosto de 1218, cuando gobernaba La Española Don Diego Gómez de Sandoval.
 
En Metafísica Cristiana, la Virgen de las Mercedes es llamada “La Madre Mercedes”.  La palabra Merced o Mercedes en el castellano del siglo XIII significa misericordia, que al pasar el tiempo quedó como Nuestra Señora de las Mercedes, “en honor de Nuestra Santísima Madre”.
 
Las plegarias brotan en las voces de los creyentes. La oración se hace eco común. Los enfermos piden curarse. Las madres ruegan por los hijos; la novia  por el prometido. La hija hace votos por conocer al padre que nunca ha vuelto a ver… Son muchas las peticiones y promesas a la Virgen.  No es sólo el pueblo dominicano quien  clama a Las Mercedes cada 24 de septiembre. En Perú, por ejemplo, se le cataloga, además, «Patrona de los Campos del Perú” y «Patrona de las Armas de la República”; también se le proclama, desde el 24 de septiembre de 1921, como «Gran Mariscala del Perú.
 
En República Dominicana, así como en otros pueblos de América, aún  existen formas muy particulares de rendir honores a la Virgen, mediante novenas, las cuales se realizan durante  nueve noches de velaciones que concluyen el 23 de Septiembre. El 24  tiene lugar la celebración general.
 
La liturgia abraza a las almas, pondera los nobles caminos de la salvación interna; impulsa a llegar a Dios por medio de la Virgen, para librar el alma de las prisiones que le atan al sufrimiento y a los pesares de épocas nada fáciles. Así claman:
 
“Que llueva sobre nuestros campos/ tu mirada, Madre Amable./ Se la Virgen cortijera/ de chaparros y olivares./ Señora de Pan de Trigo,/ Hortelana de Bondades, / Esperanza de braceros,/ labradores y emigrantes”.

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