1 de?
Arribando al puerto de los 88 veranos las circunstancias cuestionan y grabo lo que surge de una vida digna, respeto a la ciudadanía. Es obligación entregar los hijos a la patria una juventud nacionalista, valerosa en sus deberes cívicos. Y cuando caminen en las escalinatas del Palacio Nacional en responsabilidad de Estado escojan el bien en las directivas de gobierno: hombres de honor cimentado en el Decálogo Duartiano, obedientes ante todo a las leyes de la creación de la naturaleza. Acostumbrarse a analizar todo, comenzando con el autoanálisis. Nada de apuros en la Delicada Toma de Decisión. Cuidarse de los apetitos difíciles de controlar. Siempre, siempre impulsado por las responsabilidades de patria libre de toda libertad.
Nos cuestionamos ¿Por qué valorar tanto los triunfos si los tiempos son pasajeros? El que lucha con dignidad obtiene la dignidad en armonía con la ley del desapego. La larga travesía enseña que la entrega apaga otra entrega y el miedo otro miedo. No procurar la fortuna, resistir sin tener nada por no necesitar nada. Si se es sencillo, humilde, muchos sonríen, entienden la buena costumbre y el lenguaje de la música del alma. Si toma una decisión correcta, detenerse evitando estar equivocado y nunca esperar que le hagan el bien que hizo. El deber no lo exige. El filosofo del pórtico Zenón de Citio. Disertó: “Cumple con tu deber aunque te cueste la vida”.
Si discute con un corrupto, discute con un alcohólico borracho. El corrupto nunca hace nada en armonía con los buenos hábitos, está en el desacato, esa es su vida, tiene la razón perdida y el bolsillo abierto. Es un enfermo en la avaricia. Leonardo Da Vinci, estampó: ¡Oh miseria humana a cuantas cosas te sometes por el dinero! Muy frecuente se me presenta mi maestro capitán de la mar océano John Percival diciéndome otra vez. “Nada nuevo hay en la navegación bajo el Sol y la Luna”. Comprendo, el pasado educador no está muerto y el presente repite las perversidades del que no se conoce a sí mismo.
Tengo que decirlo con suma humildad. En el retiro de los deberes navales soy feliz, el deber me venció, el que se entrega, termina bien. Nadie puede impedirlo. Vale repetir los consejos de mi viejo lobo del mar; continuar de acuerdo al día, hora y circunstancias. No estoy solo.
Mal marcada está la vida del que desacata el derecho natural. Es la ley de Dios. El trabajo es un bien, digno privilegio, procede del propio derecho natural.
Si domina la perturbación con paciencia, aceptar, meditar y no actuar, todo tiene su ley. El tiempo. La larga travesía entre los hombres enseña que muchas cosas no son buenas a todos. Cuidarse de la amistad por utilidad. Es egoísta en su ley del apego. Da bueno frutos la inclinación a la obediencia, cuidado en ponerle precio a la necesidad. Paciencia. Las sonrisas, dulzuras de los otros debilitan la decisión. El perverso sonríe por no atacar. Si estas meditabundo y te faltan ideas. Detente, ve a Dios.
Hoy invito a que se conserven buenos, recordando a San Agustín: “Guardaos de las sospechas, que son el veneno de la amistad”. “La medida del amor es amar sin medida”.
Meditabundo: Conversando conmigo mismo
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page