Quedan muchas interrogantes cuando se transita por una situación difícil, ya sea personal, o general. Habría que repasar las experiencias que dejan las tormentas ciclónicas a su paso. En este caso, Erika dejó más de 10 mil desplazados, tal y como aseveró el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), aún con la recomendación o llamado de alerta roja para 10 provincias en el país y el resto del país en amarilla.
La voz popular sentencia: “Y eso que no pasó fuerte…”; pero sabemos que unas 935 casas fueron afectadas, 11 de ellas destruidas, y por suerte, esos 10,545 desplazados a casas de familiares y amigos y 166 albergados en refugios oficiales continúan con lo más importante de la vida: la vida misma.
Se sabe que cada vez que se acerca al país un evento atmosférico, las autoridades llaman a la cordura; pues son muchas las personas indisciplinadas que no quieren moverse de sus sitios hasta que el peligro ya es demasiado. Y si bien es cierto que hay individuos inescrupulosos que aprovechan situaciones vulnerables para ejecutar robos, lo cierto es que cada medida anunciada por el COE surte el efecto de proteger, y eso no es comparable con nada.
La Oficina Nacional de Meteorología (Onamet) descontinuó los avisos de condiciones de tormenta tropical, ya que Érika salió de territorio dominicano; pero, aunque se espera una mejoría en las condiciones del tiempo, los denominados remanentes asociados a la referida tormenta tropical dejarán algunas secuelas hay que cuidarse, en lo individual y lo colectivo.
De manera que sigamos con conductas de respeto cada orientación de los organismos de socorro y podremos decir al final de esta temporada ciclónica que salimos ilesos.
Desplazados, pero salvados
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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