República Dominicana vive un eterno verano, verde y cálido; a veces insoportable, sobre todo si hay que deambular por sus calles, plenas de vehículos que jamás dejan un espacio ni un pedazo del quebrantado derecho al peatón.
Sería un hermoso verano si se pudiera estar cerca del mar, bajo palmeras y con una bella presidente “vestida de novia”; pero, esto sucede solo cuando se puede y el cotidiano deambular es con el peso de las obligaciones del trabajo, la familia y tantas otras responsabilidades que se suman al día a día.
De manera que el Ministerio de Salud Pública ha tomado “cartas en el asunto” y ha dispuesto exhortar a la población que se eviten alimentos grasos, salados y azucarados; así como beber abundante agua y jugos naturales; vestirse de manera holgada y adoptar una serie de “medidas preventivas adecuadas con la finalidad de evitar problemas, debido a las altas temperaturas…”.
El consumo de vegetales y frutas, abundante agua “inclusive cuando no se tiene sed”, es aconsejable y claro que se subraya evitar las bebidas alcohólicas, las cafeinadas en exceso y nunca olvidar el uso de protectores solares.
Pero, también se recomienda con acierto evitar los enojos; pues sin duda alguna, las calientes temperaturas exaltan los ánimos y provocan innecesarios “encontronazos”, muy peligrosos, por cierto, si suceden durante esos largos tapones…
Se prevé cuidar con esmero a los bebés, envejecientes y personas con discapacidad crónica, motora y mental, que poseen menos defensas para enfrentar estos tiempos en los cuales pueden llegar a sentirse mareos o desvanecimientos.
Ojalá sirvan estos consejos en lo individual, colectivo y a esas autoridades que “pelan” y arrancan de raíz frondosos árboles en calles, avenidas y sitios a lo largo y ancho del territorio nacional, donde son reemplazados por pequeñas palmeras que realmente no pueden protegernos en estos abrasadores días que vive la República Dominicana.
De calores hablemos
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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