El papa Francisco expresó en Quito, capital de Ecuador, que “la confianza es tan artesanal como la paz”, y que “es impensable que brille la unidad si en lo espiritual estamos en guerra entre nosotros mismos y en la búsqueda estéril de poder, placer o seguridad económica”.
El Sumo Pontífice posee un litúrgico verbo que emplaza el razonamiento y va desde el discurso firme y revolucionario, hasta las reflexiones que incitan a comprender que en “el mundo reaparecen diversas formas de guerras y enfrentamientos, pero debemos insistir en la propuesta de reconocer al otro, de sanar las heridas, construir puentes, estrechar lazos y ayudarnos mutuamente a llevar las cargas”, tal y como llamó el Cabeza de la Iglesia en esta visita que incluirá otras naciones de la América Nuestra.
“Imaginemos el susurro de la voz de Dios en la última cena”, expresó el papa, y “recordemos el bicentenario de aquel grito de Independencia de Hispanoamérica, nacido de la conciencia de la falta de libertades, de ser sometidos a las conveniencias de los poderosos de turno”. Y aquí Francisco llamó a sentir ese momento de estar todos juntos, alrededor de la mesa, mensaje que los gobiernos reciben en ese punto de mira común que es acabar con el hambre y la pobreza que lastra la dignidad humana.
Homilías, mensajes, ese afán que ha precedido su mandato como buscar la unidad. El Obispo de Roma llama a “luchar por la inclusión a todos los niveles; evitar el egoísmo y promover la comunicación y el diálogo”.
Amén.
La confianza, tan artesanal como la paz
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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