El presidente de los Estados Unidos Barack Obama expresó en su intervención pronunciada desde la Casa Blanca, que Estados Unidos había decidido formalmente el inicio de relaciones con Cuba porque: “No tenemos que sentirnos encarcelados por el pasado”.
En realidad, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas bilaterales, rotas desde 1961, ya eran esperadas y la apertura de misiones diplomáticas permanentes en las respectivas capitales, a partir del 20 de julio de 2015, forman parte del camino de acercamiento abierto desde el pasado 17 de diciembre.
Han transcurrido unos 18 meses de negociaciones, apoyadas por el papa Francisco y el Gobierno de Canadá; se prevé que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, viajará a La Habana para asistir a la ceremonia de reapertura de la embajada estadounidense en la capital cubana, actual Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, fundada en 1977.
De un lado y otro las expresiones se multiplican a favor y en contra; Obama reflexionó sobre este periodo histórico, y cubanos residentes en Miami recordaron lo que parecen olvidar algunos, en relación con el acercamiento familiar y la necesaria normalización de relaciones entre países tan cercanos en geografía, y que pese a diferencias ideológicas y de otro tipo, pueden desarrollar relaciones respetuosas y de cooperación que beneficiará a ambos pueblos.
Los temas pendientes serán vías de soluciones, porque sobre la base del respeto y el diálogo civilizado todo puede avanzar.