Las efemérides sirven de mucho cuando entrañan conmemoraciones, celebraciones y, en definitiva, una manera de enaltecer la obra de quienes merecen ser respetados y aplaudidos por su obra.
“Honrar, honra”, dice el Apóstol cubano y aunque el país recordó este martes el “Día del Maestro”, por la importancia de esta figura y por lo que significa en la batalla infinita que lleva a cabo el país por lograr una educación acorde a los tiempos que vivimos, mejor hacer que perduren estas festividades, de manera que se rinda permanente tributo a esas personas que hacen de la enseñanza su trabajo habitual.
La revolución educativa que desarrolla la nación trabaja por dignificar a más de 75 mil maestros que conforman el sistema educativo nacional, a fin de incentivarles, según informó el ministro de dicha cartera, Carlos Amarante Baret, quien enfatizó que “la prioridad principal del gobierno consiste en apoyar con todos los medios la labor que realizan los maestros y maestras dominicanos, a fin de que puedan hacer un mejor trabajo y construir una mejor escuela”.
Impulsar la gestión del conocimiento desde las mismas aulas, integra tácticas y estrategias magisteriales que trascienden y reclaman una preparación permanente del profesorado.
En medio de tiempos coyunturales que hablan de elecciones presidenciales, cada candidato promete instaurar modelos educativos vinculados al proyecto de nación, que enaltezca, sobre todo el papel del maestro. Sin invocar uno u otro nombre, lo que debe importar es no retroceder en los pasos que ya se han dado, y proseguir en este empeño, cuyos resultados van a beneficiar, sobre todo, y por encima de todo al pueblo dominicano.
Por un festejo permanente
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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