Historias desgarradoras, filas interminables, desmayos, hambre, sed, y cansancio es lo que se observa en los alrededores del edificio que aloja al Ministerio de Interior y Policía, donde cientos de haitianos, bajo un inclemente sol y custodiados por decenas de militares, esperan impacientemente que llegue su turno para obtener el documento que le permitirá vivir legalmente en República Dominicana.
La angustia y desesperanza se evidencian en los rostros de los haitianos, quienes ante el implacable tiempo que amenaza con arruinar los sueños de muchos de ellos, no pueden hacer nada más que esperar a que la suerte les acompañe y logren llegar hasta el oficial que inicia el proceso.
Vendedores de coco, agua, chicharon, jugo, galletas y otros comestibles ofrecen sus mercancías para que puedan comer algo hasta que su turno llegue. Asimismo, representantes de la Cruz Roja Dominicana brindan vasos de agua gratis y atienden las emergencias médicas.
Igualmente, la Asociación de Estudiantes Haitianos de la Universidad del Caribe (Unicaribe), hicieron una recolecta para llevar sándwich y funditas de agua a los inmigrantes envejecientes que permanecían en la segunda planta del edificio el Wacalito.
Al parecer las inmensas filas, que castigan por igual a niños, jóvenes y adultos, se intensificaron en los últimos días, debido a que este miércoles, a las 12 de la noche, vence el plazo para adquirir el documento que les acredita para permanecer libremente en el país. A esto también se añade la negligencia de algunos de dejar todo para último momento. Sin embargo, otros expresan que los retrasos de las autoridades haitianas les impidieron avanzar en el proceso.
En ese sentido, la joven Renise Parfat, de 25 años, narró que acudió varias veces al Consulado haitiano a solicitar su pasaporte y en esa gestión duró tres meses, para luego sacarle una copia y entregarlo como parte de su documentación a las autoridades dominicanas.
Alisena Jean-Louis, manifestó que se sentía muy angustiada porque sus hijos de 12 y 9 años no estaban regularizados, y cuando ella hizo el proceso nadie le explicó que debía incluirlos.
“No sé qué hacer, pero si me alejan de mis hijos yo me muero y no tengo los documentos necesarios para legalizarlos y la prórroga vence mañana. No ha sido mi culpa, si alguien me hubiera dicho que los niños entraban en el programa yo lo había hecho con tiempo”, expresó Jean-Louis.
Aproximadamente 400 empleados trabajan en el Plan Nacional de Regularización, logrando hasta la fecha registrar a más de 240 mil extranjeros en las 24 oficinas habilitadas en distintos puntos del país y las tres móviles adicionales.
De acuerdo al viceministro de Interior y Policía, Washington González, más del 97% de los registrados son ciudadanos haitianos. El 3% restante está dividido en 23 nacionalidades.
A pesar de que el gobierno haitiano pretendía identificar a 200 mil de sus ciudadanos en territorio dominicano, hasta mayo sólo se habían procesado unos 52 mil en el Programa de Identificación y Documentación de Inmigrantes Haitianos (Pidih), cifra que se queda corta con relación a los que no han obtenido los papeles oficiales de su país, imprescindibles para optar por la regularización y ahora no saben qué hacer.
A nivel nacional, sólo hay disponible una oficina del Pidih, institución que continuará expidiendo la documentación a sus ciudadanos pese a que concluya el plan.
Otros dos centros de acogida también estarán disponibles, pero en una segunda etapa. Entretanto, el director de Migración añade que han coordinado con el ejército el reforzamiento de la frontera, para evitar que los repatriados crucen nuevamente.
A pesar de todo, quienes están en las filas mantienen la esperanza de obtener su estatus legal en República Dominicana.
Panorama desolador viven haitianos ante término plazo
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