Las apiñadas casitas construidas en lo que antes fuera el área verde del río Isabela; los vecinos jugando dominó o conversando sobre política y beisbol en los colmados matizan la vida de una barriada donde el desempleo, la pobreza extrema, hacinamiento y la falta de oportunidad raya lo humanamente soportable. Se trata del sector la Zurza, ubicado entre el patio norte del Mercado de la Duarte y la ribera del Isabela.
Para sus habitantes convivir con el hedor proveniente del mercado o de las algas del río no interrumpe la cotidianidad y lo asimilan como algo propio del lugar. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la situación económica que les atormenta.
Más del 80 % de los residentes se dedican al empleo informal o como ellos mismos denominan a “chiripiear” en el Mercado Nuevo de la Duarte, que es el centro comercial y productor de empleo más importante de la zona.
En ese lugar realizan la labor de chiriperos, con el cual se ganan la vida vendiendo café, té, agua, empanadas, jugos, comida cocinada; también como cargadores de sacos o “burros”, ayudantes de camiones y vendiendo productos agrícolas. Otros se dedican a la pescas y a la recolección de plásticos y metales en la que participan tanto mujeres como adolescentes.
En ese sentido, Juan Aquino Samora, padre de 7 niños y residente de la Zurza por más de 30 años, comenta que tiempos atrás buscársela en el mercado era una forma de encontrar el sustento de su familia, pero no es tan fácil, ya que ahora solo produce 500 pesos semanales.
“Me gano la vida como cargador de saco al hombro y con suerte puedo llegar a ganarme 150 pesos a diario, y esa suma solo alcanza para comer una sola vez al día, por lo que ni siquiera puedo brindarle las tres ¨papas¨ a mis hijos”, explica Samora.
Sixta Vidal, ama de casa, aclara que para los jóvenes la situación es peor, debido a que las oportunidades de empleos son nulas, ya que muchas empresas temen contratar personal de barrios “calientes” por la creencia de que son delincuentes.
La falta de energía eléctrica es otra situación a la cual no escapan los residentes de la Zurza, para quienes las largas tandas de apagones son otra piedrita en el zapato que le dificulta aún más su existencia.
Viviendas
En la Zurza existen varios tipos de casas. Los multifamiliares (edificios de apartamentos construidos en los gobiernos de Leonel Fernández e Hipólito Mejía), posiblemente son los lugares más exclusivo de la zona.
Las casas individuales de concreto, las de madera y zinc, y por último las de hojalatas, que están fabricadas con latas y tanques de metal cortado a la mitad, palos y zinc.
De estas viviendas solo el 35% cuenta con servicios sanitarios. El 65% restante usan letrinas. La sala y cocina están juntas solo separadas de los dormitorios por cartones, viejas sábanas y otros materiales. Sus ajuares son escasos ya que muchas no tienen neveras ni estufas y aun cocinan con leña extraída de los alrededores.
Destacamento
La delincuencia y actos vandálicos que ocurrían en el sector obligaron a las autoridades policiales a instalar un cuartel, con el fin de poner orden y llevar la calma a los lugareños.
De acuerdo a la asimilada y empleada del destacamento La Zurza II, Oneida Santana, a diario reciben 2 y 3 querellas de riñas de mujeres, de hombres que laboran en el mercado y pleitos entre parejas sentimentales. Mientras que por violación sexual registran un caso cada seis meses aproximadamente.
La pobreza y las condiciones de marginalidad en que vive la población de este sector se nota a medida que se llega al lugar, donde puede observarse a decenas de niños descalzos o escalando los montes, ya que no tienen espacio para la recreación, ni esparcimiento.
Este panorama constituye otra de las quejas que afecta a los habitantes de La Zurza, donde se hace imperiosa la construcción de áreas verdes y recreativas para niños y jóvenes, a fin de alejarlos de los vicios y malos hábitos.
“Necesitamos una cancha, o un play para que la juventud pueda practicar algún deporte, también sería bueno un parque para que los niños encuentren un lugar donde distraerse, salir de sus estrechas casuchas y jugar en un lugar amplio y seguro”, comentó finalmente Juan Aquino Samora.
La Zurza raya en lo humanamente soportable
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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